Atribuido a José de Ribera y taller

Atribuido JOSÉ DE RIBERA (Xátiva, Valencia, 1591 – Nápoles, 1652) y taller.
“San Juan Bautista”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado en el siglo XIX.
Presenta restauraciones en la superficie pictórica.
Posee marco con moldura del siglo XVII.
Medidas: 197 x 127 cm.
Esta pintura representa a San Juan Bautista como un joven, vestido con una túnica que deja parte de su torso descubierto. Aparece sentado junto a un árbol y sosteniendo un báculo o vara de madera en su mano derecha. Su rostro muestra una expresión suave y contemplativa, dirigida hacia el espectador, mientras observa o interactúa con un cordero. El fondo presenta un cielo claro con nubes y algunas montañas, lo que sugiere una atmósfera serena y pastoral.
Estilísticamente, la obra se relaciona con la estética del pintor español José de Ribera, conocido por su tratamiento del claroscuro y la intensidad emocional de sus figuras. De hecho, sigue el modelo de una pintura atribuida a Ribera que se encuentra en la colección del Museo del Prado, pintada por el artista valenciano en 1641. La pintura del Prado, muy similar a esta, formaba parte de una serie de cuatro obras protagonizadas por santos en un ambiente pastoril. El gusto por esta temática y la calidad de la obra probablemente generaron una alta demanda de dicho ciclo religioso. Influido por el tenebrismo de Caravaggio, Ribera solía emplear una iluminación dramática y contrastes marcados entre luces y sombras. Aunque esta pintura presenta contrastes más suaves y expresiones menos intensas, refleja aspectos del realismo de Ribera en la representación detallada de los elementos naturales, como el árbol y el cordero, así como en la anatomía humana. Además, la escena pastoral podría estar vinculada con temas religiosos o místicos, comunes en la obra de Ribera, aunque generalmente con un tono más sombrío y expresivo.
José de Ribera, apodado el Españoleto, fue un maestro clave del barroco español y, en general, de la historia del arte europeo. Aunque no se conservan fuentes documentales ni evidencias sobre su juventud, se cree que se formó con Francisco Ribalta en Valencia. Más tarde, marchó a Italia, pasando primero por el norte y luego por Roma, donde conoció de primera mano a los clasicistas y al tenebrismo de los artistas holandeses allí afincados. Finalmente, se estableció en Nápoles en 1616, iniciando su etapa de madurez y esplendor. Ribera alcanzó fama, dirigió un amplio taller, y sus obras se difundieron por toda Europa a través de grabados. Trabajó para virreyes y altos cargos españoles asentados en Nápoles, lo que facilitó que muchas de sus obras llegaran rápidamente a España. Su renombre era tal en su país natal que el propio Velázquez lo visitó en 1630. Actualmente, se conservan obras de Ribera en el Museo del Prado, el Louvre, el Museo de Capodimonte, el Museo de Bellas Artes de Budapest, el Hermitage de San Petersburgo, el Kunsthistorisches y el Liechtenstein en Viena, el J. Paul Getty en Los Ángeles, el Art Institute de Chicago, el Metropolitan de Nueva York, la National Gallery y la Royal Collection en Londres, la Galería Borghese de Roma y otras destacadas pinacotecas de Europa, América y Asia.