Bartolomé Román

BARTOLOMÉ ROMÁN (Montoro, Córdoba, hacia 1585 – Madrid, 1647)
“Magdalena penitente”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Obra expuesta en el Museo de Bellas Artes de Murcia.
Obra reproducida en el catálogo "Maestros del Barroco español, colección Granados, Obra Inédita. Museo de Bellas Artes de Murcia. 2020-2021. p. 62.
Presenta restauraciones en la superficie pictórica y desperfectos en el marco.
Medidas: 179 x 124 cm; 196 x 170 cm (marco).
Las primeras noticias acerca del pintor de origen cordobés, Bartolomé Román o romano como a veces firmaba sus obras y documentos, se la debemos a Antonio Palomino, que nos dice erróneamente que nació en Madrid y murió en 1659, aunque en su testamento se declara oriundo de Montoro (Córdoba). Parece que fue discípulo de Carducho (Palomino:1988, 195) y que fue “de los más adelantados que tuvo”. La realidad es que se puede entrever la influencia que dejó Carducho en él en “sus figuras monumentales y composiciones equilibradas” (Rodríguez Rebollo, A y Martínez Leiva, G, 2011:102). Otra de las primeras referencias que tenemos de él es de 1614 debido a un pleito en unas pinturas del Pardo, en el que además declara contra Carducho. De su labor de tasador tenemos algunas referencias: en 1637 tasa la colección pictórica de don Juan de Tamayo (Barrio Moya :1985, 229) y en 1638 es llamado para tasar la colección de doña Juana de Córdoba y Aragón, duquesa de Sessa. A pesar de realizar obras para lugares de fundación regia, como la Encarnación o las Descalzas, Román no consigue obtener ninguna distinción. En mayo de 1647 cae enfermo y poco después fallece en Madrid. Durante su vida mantuvo relación con diferentes órdenes religiosas lo que contribuye a explicar que la totalidad de su obra conocida sea de tipo sacro. Él mismo profesó en la Orden Tercera de San Francisco e incluso su hijo Luis lo hizo en los carmelitas. Se sabe de su actividad en otros cenobios de Madrid como el destruido de frailes benedictinos de San Martín. De allí podrían venir algunas representaciones de santos benedictinos que conserva en la actualidad el Museo del Prado entre las que destacan las de San Beda o San Gil, primera obra firmada de Román en 1616. Estas pinturas recuerdan a las que realizó su maestro Carducho para su serie trinitaria sobre San Juan de Mata. Sabemos que realiza la serie de ángeles para las iglesias del convento de las Descalzas y de la Encarnación de Madrid, así como las de la iglesia de San Pedro en Lima, que parece que son las más antiguas y sirven de modelo para pinturas posteriores (García Sainz: 2003, 106) de las que también quedan restos en los museos de Guadalajara, Palma de Mallorca, o en la Colección Granados; o la serie que estuvo en la iglesia de los mercedarios de Valdelagrana (Puerto de santa Maria), actualmente en el museo del convento de Padres Mercedarios Descalzos en Las Rozas (Madrid). La cronología de la serie de las Descalzas se discute todavía, pues se ha afirmado que el Baraquiel está firmado en 1604, mientras que otros tienden a datarla hacia 1614 ya que hacia 1618 estaba realizada según referencias documentales. Incluso se ha sugerido la fecha más tardía de 1640 (García Sainz, Ana, 2003,107). La dependencia formal de las obras de Carducho es evidente y se observa, por ejemplo, en el Ángel Jehudiel y el Ángel de la Guarda de la Colección Granados que se ha datado hacia 1630. Aparte de en Madrid, se le conocen obras en la Rioja (Gutiérrez Pastor, I1983). En el convento de las Siervas de María en el barrio de Chamberí de Madrid existe una pintura del sueño de san José en que podemos observar su estilo. En mercado de arte se ha podido ver recientemente otra obra con la misma temática sin apenas variaciones, así como una Visitación de la Virgen a Santa Isabel muy cercana al estilo de Román.En esta obra, María Magdalena penitente, podemos ver a la santa penitente en el interior de una cueva. La obra procede del mercado de arte madrileño. Se encuentra sentada con una túnica rosa que le tapa sus extremidades inferiores, mientras que muestra los pechos descubiertos ligeramente tapados por sus largos cabellos. Apoya la cabeza en el brazo izquierdo, mientras el derecho lo mantiene en alto, como dialogando con un ángel que se le ha aparecido en un celaje dorado (se abre un rompimiento de luz), que le entrega unas flores. Al fondo se ve un paisaje con acantilado y unos árboles bellamente expresado de clara raigambre veneciana. Las influencias venecianas y flamencas que muestra el conjunto de su obra se han querido explicar con el contacto que Román tuvo con las Colecciones Reales de pintura. La pintura debe de derivar de una estampa italiana o flamenca de principios del siglo XVI, ya que esa misma composición la encontramos en obras de diversos artistas españoles como en la Magdalena penitente de Carreño de Miranda de 1654 (parece que Román fue su segundo maestro después de Pedro de las Cuevas), hoy en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid o La Magdalena atribuida a Francisco Ruiz de la Iglesia 1675-1680 de la Biblioteca Museu Víctor Balaguer en Villanueva y Geltrú, (Barcelona). El rostro aquí algo compungido, resulta prototípico de ciertas obras religiosas de Bartolomé Román. Otras características como la fluidez de la pincelada, el colorido suave, la luz dorada que envuelve el ambiente, la blandura de las formas y la dulzura de la expresión de la santa nos anima a pensar que fue compuesta por el pintor en un periodo de madurez artística (Rodríguez Rebollo, A y Martínez Leiva, G, 2011:102). nos hacen fecharla aproximadamente hacia 1630. En la propia Colección Granados tenemos otra santa atribuida a Bartolomé Román.