FERDINAND BARBEDIENNE (Francia, 1810–1892)
“Mercurio”
Bronce patinado y peana de mármol negro belga
Numerado y firmado: "F. Barbediene" y sello de reducción mecánica de Achille Collas
Presenta leves faltas
Medidas: 91 x 46 x 22 cm; 12 x 20 cm (base)
La obra sigue el modelo de la escultura original del artista de origen flamenco Jean de Bologne, más conocido por la forma italianizada de su nombre, “Giambologna”, hoy conservada en el Museo del Bargello de Florencia. La pieza, realizada originalmente en 1567, presenta a la divinidad clásica Mercurio (versión romana del Hermes griego), el mensajero de los dioses. El artista ha buscado traducir la ligereza y rapidez del personaje mediante una postura de gran audacia. El dios desafía las leyes de la gravedad apoyándose apenas sobre las puntas de los dedos de los pies, que tocan apenas la base de la escultura, constituida por una cabeza masculina que exhala un soplo de aire. Se trata de la personificación del viento del sur, figura también divinizada en la mitología clásica y aliado de Mercurio en la propagación de noticias, buenas y malas. Pese a esta reducida base, el artista consiguió crear una pieza muy equilibrada, donde la gestualidad de brazos y piernas se equilibra a la perfección para permitir que el bronce se sostenga sin la necesidad de elementos añadidos. Así, el brazo derecho se eleva hacia el cielo en un expresivo gesto, mientras que el izquierdo retrocede y lo equilibra, sosteniendo la vara emblema del heraldo. Con esta obra, plena de movimiento, de gracia, de delicadeza, donde el artista, además, trabaja de manera admirable el desnudo, se resumen algunas de las aportaciones más destacadas del Renacimiento italiano clásico
La fundición F. Barbedienne fue fundada en París en 1838 por Ferdinand Barbedienne y Achille Collas, este último inventor de una máquina para reducir mecánicamente el formato de las esculturas. En principio se dedicaron a la producción de reproducciones en bronce de esculturas de la antigüedad romana y griega, como la que aquí presentamos. Su primer contrato para editar obras creadas por un artista vivo lo firmaron en 1843, con el escultor François Rude. Durante los siguientes años, tras sobrevivir al colapso económico de 1848, la casa Barbedienne firmó contratos con muchos de los escultores activos en París en la época, entre ellos David d’Angers, Jean-Baptiste Clesinger, Antoine Louis Barye y otros. Achille Collas murió en 1859, tras lo cual Ferdinand Barbedienne quedó como socio único de una firma que había crecido hasta contar con aproximadamente trescientos trabajadores. En 1865 fue nombrado presidente de la Asociación de Broncistas, cargo que ocupó hasta 1885. No obstante el estallido de la Guerra Franco-Prusiana en 1870, y la consecuente escasez de metales en bruto, forzaron a Barbedienne a interrumpir su producción artística, si bien firmó un contrato con el gobierno francés para realizar cañones, lo que le permitió mantener abierta la fundición. Tras la contienda, retomó la producción escultórica y puso aún más empeño en la firma de contratos con diversos escultores. A su muerte, en 1891, fue elogiado como el fundidor de más calidad de Francia, y denominado por Albert Susse como un “orgullo para la nación”. La dirección de la fundición recayó entonces sobre el sobrino de Barbedienne, Gustave Leblanc, quien continuó con la alta calidad de la producción y abrió sucursales en Alemania, Inglaterra y los Estados Unidos.