Atribuido a Francisco Salzillo

Atribuido a FRANCISCO SALZILLO (Murcia, 1707- 1783)
“Niño Jesús con atributos de la pasión”.
Terracota policromada.
Posee ojos de pasta vítrea.
Medidas: 38 x 33 x 25 cm.
Imagen trabajada en terracota policromada, de gran calidad técnica, delicadamente policromada con gran naturalismo. Representa al Niño Jesús de rodillas con el rostro alzado hacia el cielo, las palmas de las manos hacia arriba colocadas ambas sobre las rodillas. En cuanto al rostro la boca entreabierta y los ojos que desplazan la mirada hacia al cielo se suman a la actitud de plegaria de la escultura que crea una gran impacto ante el espectador al confrontar la idea de inocencia de un niño con la visión de Jesús como salvador de la humanidad. Respecto a la técnica destaca especialmente la calidad del trabajo del rostro, de una gran emotividad, delicado y tierno y a la vez sufriente. Se trata de una iconografía que conjunta el poder y la gracia divinas con la inocencia feliz y la humilde condición de Dios encarnado. Un aspecto relevante es la policromía ya que demuestra un gusto de carácter realista que aporta dinamismo a la escena y aporta una mayor profundidad al mensaje al mostrarnos a un Niño Jesús con los rastros de la corona de espinas.
Estéticamente la pieza recuerda en gran medida a la escultura del Niño Jesús realizada por Salzillo que se encuentra en el Museo Diocesano de Ciudad Real. La escuela murciana de escultura nace en el siglo XVIII, impulsada por el crecimiento económico de la región, en torno a la figura de Francisco Salzillo, recogiendo influencias mediterráneas y especialmente italianas a través del arte del Belén, que se introduce y desarrolla en España en este siglo. A través de la escuela murciana se introducirán en España las novedades del rococó europeo, que son incorporadas por maestros murcianos como Salzillo al sentimiento popular típico de la imaginería española.
La escultura barroca española es uno de los ejemplos más auténticos y personales de nuestro arte, porque su concepción y su forma de expresión surgieron del pueblo y de los sentimientos más hondos que en él anidaban. Estilísticamente, parte en las primeras décadas del siglo de un prioritario interés por captar el natural, para ir intensificando progresivamente a lo largo de la centuria la plasmación de valores expresivos, lo que consigue mediante el movimiento y la variedad de los gestos, la utilización de recursos lumínicos y la representación de estados anímicos y sentimientos.