Manuel Ángeles Ortiz

MANUEL ÁNGELES ORTIZ (Jaén, 1895 - París, 1984).
Sin título, 1958.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 132 x 98 cm; 156 x 121 cm (marco).
En el año 1957, un año antes de crear esta obra, Manuel Ángeles Ortiz regresó a Granada tras 32 años y en un nuevo contacto con el paisaje y con la cultura de la ciudad su pintura quedo altamente influenciada por este cambio. En este caso concreto está pieza se encuentra en un momento fundamental de su carrera, creada justo antes de su mítica serie dedicada al Albaicín. En la exposición que dedicó el Museo y Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, se reseña que la obra de Manuel Ángeles Ortiz, es difícil de clasificar. Esta dificultad se aprecia incluso en esta obra donde se evidencia una alternancia de lenguajes (Cubismo tardío, dibujo de línea y volúmenes rotundos y monumentales de inspiración clásica, etc.), síntoma de las diferentes aproximaciones a una vuelta al orden, promulgada por distintas voces, desde Cahiers d´Art a Jean Cocteau o Amédée Ozenfant. Ángeles Ortiz fue un artista independiente, de difícil clasificación estilística, pues no dejó de experimentar a lo largo de toda su carrera.
Representante de la Escuela Española de París, Manuel Ángeles Ortiz inicia su formación en Granada, en el estudio de José Larrocha. Más tarde completará sus estudios en la Escuela Superior de Artes Industriales de la ciudad, para a continuación trasladarse en Madrid, donde prosigue su formación en el taller de Cecilio Plá. En 1915 debuta en una muestra colectiva, recibiendo ya muy buenas críticas en la prensa local. En paralelo, empieza a realizar dibujos para distintas publicaciones. A principios de los años veinte, a raíz de la muerte de su esposa, el pintor se trasladará a París. Allí pinta frenéticamente, y tiene en Picasso a su principal apoyo y primer entusiasta. Su pintura abandona las formas cúbicas para centrarse en imágenes plenamente oníricas, que presentará en París en su primera muestra individual, celebrada en la galería Quatre Chemins en 1926. En 1932 regresa a España, pero su posicionamiento antifascista le lleva a refugiarse, de nuevo en Francia, al terminar la Guerra Civil. Tras una breve estancia en París marcha a Buenos Aires, donde se integra plenamente en el ambiente artístico y reside hasta 1948, cuando regresa definitivamente a París. Está actualmente representado en el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid, el ARTIUM de Vitoria, el Patio Herreriano de Valladolid, el de Arte Contemporáneo de Sevilla, el de Bellas Artes de Grenoble, las Fundaciones Federico García Lorca, Mapfre y Telefónica y la galería Bargera de Colonia, entre otras colecciones tanto públicas como privadas.