Escuela flamenca, s. XVII.

Círculo de BRUEGHEL EL JOVEN (Amberes, Bélgica, 1601 – 1678)
Escuela flamenca, siglo XVII.
"Noli me tangere".
Óleo sobre cobre.
Medidas: 48 x 62 cm.; 68 x 82,5 cm.(marco).

El cobre que mostramos reproduce la escena bíblica del encuentro entre María Magdalena y Cristo Resucitado. Concretamente, se inspira en el cuadro atribuido al taller de Rubens y conservado en el Rijksmuseum de Ámsterdam. El que nos ocupa es un cuadro de escuela flamenca del círculo de Brueghel El Joven, quien también trabajó este tema bajo la influencia de Rubens. Jesús aparece envuelto en un paño rojo que flamea al viento, lo mismo que el manto sedoso de Magdalena. Él aún conserva sobre el dorso de la mano las señales de los estigmas. Sostiene una pala como si fuera un bastón, con lo que se alude a la Resurrección. La bella Magdalena quiere lavarle los pies. Vemos el perfumero de plata entre ambos personajes. Pero él le contesta "Noli me tangere" (no me toques) refiriéndose a que no lo retenga porque necesita primero ver al Padre. El paisaje bucólico acoge la escena, con tiestos de flores en primer término y árboles al fondo. El grupo de los apóstoles se divisa en la lejanía. Como es común en la escuela flamenca, predomina un tratamiento realista que se aprecia en el perfumero, en las flores y en el paisaje.

“Noli me tangere”, literalmente “no me toques”, palabras que Jesucristo dijo a María Magdalena después de la resurrección. La cita corresponde a Juan 20:17. La expresión original en griego sugiere una acción que continúa en el tiempo, por lo que quizás una mejor traducción sería: “no me retengas”. María Magdalena es un personaje principal de la Pasión y muerte de Jesucristo, que está al pie de la cruz en su Crucifixión, y que es de hecho la persona que se adelanta a Pedro y Juan en ir al sepulcro en la mañana de la Pascua, y la primera a la que Jesús se aparece resucitado. María va al sepulcro y lo ve abierto, por lo que cree que han robado el cuerpo, por lo que se suma a su dolor la pérdida del cuerpo que cree profanado. Cuenta el Evangelio que se inclina hacia el sepulcro y ve dentro dos ángeles sentados que le preguntan por qué llora; al volverse, se encuentra de frente a Jesús, pero sus lágrimas no le dejan ver, hasta que Él la llama por su nombre. Entonces le dice Jesús: “No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios”. A primera vista se trata de una frase desconcertante pero, como ya hemos indicado, para comprenderla hay que recurrir al griego, idioma en que fue escrito el evangelio. Así, la frase debería interpretarse como “No me retengas, que yo aún no he subido con el Padre y tú debes apresurarte a anunciar mi resurrección a los apóstoles”.