DESCRIPCIÓN
FRANCISCO VARELA (¿Sevilla?, ca. 1580/1592- 1645).
“San Juan Evangelista en la isla de Patmos”.
Óleo sobre tabla. Engatillada.
Obra pintada al dorso.
Presenta etiqueta de la Junta de Incautación y protección del patrimonio artístico parcialmente dañada.
Posee restauraciones y daños provocados por xilófagos no activos.
Medidas: 82,5 x 58 cm.
Esta obra sigue los modelos compositivos de un grabado realizado por Jan Sadeler, basado en una obra del pintor Martin de Vos, siendo dicho grabado muy popular entre los pintores barrocos de Sevilla. La escena cuenta con un paisaje idealizado en el cual, en primer término, apoyando su espalda en un árbol, aparece San Juan, vestido con túnica rosada y manto rojo y escribiendo en un libro abierto, mientras alza su cabeza. A su lado, aparece el águila, su emblema del Tetramorfos. En la esquina derecha de la composición aparece la visión que el santo está recogiendo en su escrito: una Mujer alada vestida de luz, sobre el cuarto creciente lunar, aunque en este caso es un orbe, venciendo a la serpiente de varias cabezas. Este tema fue frecuente en la imaginería de la época: lo trataron maestros como Alonso Cano (Retablo de Santa Paula de Sevilla), Pedro de Orrente (Museo del Prado de Madrid), Luca Giordano, Diego Velázquez, etc.. El artista recoge un relato religioso, en la que se narra una de las principales partes del Apocalipsis de San Juan, que recoge las revelaciones que el Evangelista tuvo en Patmos. El texto de Apocalipsis afirma que Juan estaba en Patmos, una isla griega donde, según la mayoría de los historiadores bíblicos, se considera que fue exiliado como resultado de la persecución anticristiana bajo el emperador romano Domiciano. Fue en una cueva donde escuchó una voz «como de trompeta» (Libro del apocalipsis:10). Cuando se dio la vuelta, y vio a la figura del Hijo del Hombre. Sin embargo, en esta imagen, la presencia del monstruo de varias cabezas, nos indica que el autor se ha referido al capítulo XVIII, del libro del apocalipsis, también conocido como el libro de las revelaciones.
Estéticamente la obra recuerda a la pintura de Francisco Varela, artista activo en Sevilla desde 1606. Se sabe que en 1625 un maestro se encargaba de comprobar las aptitudes del aspirante a artista para ingresar en el gremio de pintores de la ciudad. Como la mayoría de los pintores de su generación, el suyo fue un estilo originalmente manierista que evolucionó hacia el naturalismo, anticipándose en algunos aspectos al modelo desarrollado posteriormente por Francisco de Zurbarán. La obra que nos ha llegado de Varela es escasa. Existen dos representaciones de la Última Cena, una de ellas realizada en 1622, probablemente inspirada en un grabado manierista, se encuentra en la Iglesia de San Bernardo de Sevilla, la otra con una iconografía muy similar, fue adquirida en 2004 por la Junta de Andalucía, se expone en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. También destacan el Retrato de Martínez Montañés (1616) perteneciente a la ciudad de Sevilla y San Miguel Arcángel (1629). Una de sus últimas obras conocidas, ejecutada en 1640, es el conjunto de pinturas realizadas para el Convento de la Pasión de Sevilla que también se exponen en el Museo de Bellas Artes. La serie consta de San Cristóbal y San Agustín, Santa Catalina de Siena con Santa Lucía y Santa Catalina de Alejandría con Santa Teresa de Jesús.