Atribuido a VIVIANO CODAZZI (Italia, 1604/06 – 1670).
"Capriccio".
Óleo sobre lienzo.
Reentelado.
Presenta una restauración antigua y algunas pérdidas.
El marco presenta faltas en el dorado.
Medidas: 100 x 126 cm.; 110 x 136 cm. (marco).
Pintura de escuela italiana y periodo barroco atribuida a Viviano Codazzi. La calidad pictórica y el tema de las ruinas sublimadas mediante fantasías arquitectónicas lleva a los expertos a deducir la autoría de este gran pintor italiano. Bajo un cielo tapizado de nubes cargadas de viento, se recorta imponente una arquitectura ruinosa que condensa atributos de distintos templos grecorromanos, de los que solo quedó el recuerdo y la anotación de algún viajero. Las altas columnas de orden corintio están carcomidas por la edad y las cicatrices de guerras. Las estatuas han perdido la cabeza o los miembros, y el musgo avanza por todas las grietas. Las vidas de los grupos humanos dispersos entre la laguna y los pórticos discurren relajadas. Sus indumentarias son las propias del periodo al que pertenece el pintor. Destaca la calidad de los contraluces y las justas gamas cromáticas que realzan la belleza arquitectónica y su misterio.
Pintor barroco italiano nacido en Valdassina, cerca de Bérgamo, Viviano Codazzi se especializó en la pintura de arquitecturas, abarcando distintos géneros como la “quadratura” (género decorativo derivado del trampantojo), la pintura de ruinas o los “capricci”, aunque también pintó varias “vedute". Es de hecho reconocido hoy como uno de los primeros pintores de “vedute”, tanto en su vertiente fantástica como en la realista, y de hecho su obra ejercerá una notable influencia sobre Canaletto y Bernardo Bellotto. Desarrolló un personal lenguaje que, en contraste con el carácter heroico del paisaje derivado de los Carracci, interpreta imaginativamente construcciones y ruinas, pero respetando siempre la verosimilitud, jugando con la iluminación para obtener efectos expresivos típicamente barrocos, que realzan la apariencia de los edificios de apariencia antigua, poblados por pequeños personajes populares. Codazzi se crió en Roma, donde se trasladó su familia en 1605, y ya siendo adulto se instaló en Nápoles, en torno al año 1633. Allí se formó como discípulo de Cosimo Fanzago, y su estilo maduró centrándose en la pintura de arquitecturas. En Nápoles trabajó en encargos como los de la Certosa di San Martino, obtenido a través de Cosimo Fanzago, también nacido en Bérgamo. Su mayor proyecto en Nápoles fue una serie de cuatro grandes lienzos representando escenas de la Antigua Roma para el Palacio del Buen Retiro de Madrid, incluyendo una que describe los combates de gladiadores en el Coliseo. Dado que era un pintor especializado en la pintura de arquitecturas, las figuras de esta serie fueron realizadas por Domenico Gargiulo. De hecho, este tipo d colaboración será una constante en su carrera. Gargiulo fue su principal colaborador en Nápoles, pero tras regresar a Roma a raíz de la revuelta de Masaniello en 1647, Codazzi trabajará con los Bamboccianti, pintores en su mayor parte holandeses, y de forma especial con Michelangelo Cerquozzi y Jan Miel. También colaboró con Filippo Lauri, Adrien van der Cabel y Vicente Giner, ya en la década de 1660. Los Bamboccianti, pintores reunidos en torno a la figura de Pieter van Laer “Bamboccio”, ejercerán una notable influencia en el estilo maduro de Codazzi. Contó con varios discípulos y seguidores fieles, entre ellos Ascanio Luciano y Andrea di Michele, en Nápoles, y también su hijo Niccolò Codazzi, Vicente Giner (quien se asentó en España) y Domenico Roberti. Dentro de su producción cabe destacar por su originalidad su representación de la “Basílica de San Pedro” (1636), un trabajo inusual dentro del género de la “veduta”. Pintado en Nápoles, este cuadro muestra la antigua entrada al palacio Vaticano, destruido cuando se construyó la Sala Regia y la columnata de Bernini, así como dos campanarios basados en un grabado del proyecto del arquitecto Martino Ferabosco, que nunca llegó a construirse. Una de sus obras más conocidas en la representación de la revuelta de Masaniello en la Piazza del Mercato de Nápoles, con figuras de Cerquozzi, que realizó para el cardenal Bernardino Spada en 1648 (actualmente en la Galleria Spada de Roma). Aparte de estas obras singulares, la mayor parte de sus pinturas son cuadros de mediano formato, protagonizados por arquitecturas en entornos de paisaje. Actualmente se conservan obras de Viviano Codazzi en el Museo del Prado, el del Louvre, el Bowes de County Durham (U.K.), el Indiana University Art Museum, el minneapolis Institute of Art y el Walters Art Museum, entre otras colecciones públicas y privadas.