ALONSO MIGUEL DE TOVAR (Higuera de la Sierra, Huelva, 1678-Madrid, 1752).
“Divina Pastora”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta leves desperfectos sobre la superficie pictórica.
Conserva su tela original.
Posee marco de época, con faltas en la talla.
Medidas: 88,5 x 65,5 cm; 98,5 x 74,5 cm (marco).
El modo en el que está concebida la vestimenta de la Virgen, las dos flores que sujeta en su mano, y como estas caen levemente por su peso, el cordero que mira a María, mientras que en su boca sostiene una flor, la presencia del arcángel en segundo plano, son características que se adaptan al patrón estético establecido por Tovar, en la obra que realizó en el año 1732, para Don José María Téllez-Girón y Benavides, VII duque de Osuna. La pieza se conserva en la capilla de La Divina Pastora”, que se encuentran en el antiguo Hospital de San Bernardo de Sevilla. Los orígenes de la devoción a la Divina Pastora son imprecisos hasta el siglo XVIII. Si bien su difusión generalizada se debe a un sacerdote capuchino de gran devoción mariana, fray Isidoro de Sevilla, quien en 1703 le encargó un lienzo con este tema a Alonso Miguel de Tovar, hoy podemos contemplar una obra similar, realizada por Tovar, en el Museo Carmen Thyssen de Málaga. Asimismo, en 1705 escribió “La Pastora Coronada”, obra en la que expuso su idea predicable de la Virgen como pastora. El padre la describe de la siguiente forma: “en el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen Santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura, la túnica roja pero cubierto el busto hasta las rodillas de blanco pellico ceñido a la cintura, un manto azul terciado al hombro izquierdo, envolverá pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá al Niño, y posará la mano derecha sobre un cordero que acoge en su regazo. Algunas ovejas rodearán a la Virgen, formando su rebaño, y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con que la veneran. En la lontananza, una oveja extraviada era perseguida por el lobo, pero pronunciando el Ave María, aparecía san Miguel con la flecha que hunde en la testuz del lobo maldito”
Con mucha probabilidad, Alonso Miguel Tovar se formó en el taller del pintor Juan Antonio Osorio, gran admirador de la obra de Bartolomé Esteban Murillo, al igual que Tovar. Por conocer detalladamente la técnica de Murillo, el Cabildo Catedralicio le encargó la restauración de la pintura el Nacimiento de la Virgen de la capilla de la Inmaculada de la catedral de Sevilla. En torno a 1723 realizó una Inmaculada para la capilla de la Casa de Contratación, que estaba entonces en Cádiz. En la actualidad, esta obra se conserva en la catedral de Cádiz. Isabel de Farnesio, esposa de Felipe V y aficionada a Murillo, llamó a la Corte a Tovar entre finales de 1723 y principios de 1724. La llegada de Tovar a Madrid coincidió con la contratación de muchos artistas para decorar el palacio de La Granja de San Ildefonso. En 1726 falleció Teodoro Ardemans y Alonso Miguel Tovar fue nombrado pintor de cámara de Felipe V. Actualmente, la obra de Tovar se encuentra albergada en las más destacadas pinacotecas españolas e internacionales: El Museo del Prado, la National Gallery de Londres, el Museo del Louvre de París, el Museo de Bellas Artes de Budapest, el Museo de Bellas Artes de Sevilla, el Museo de Cádiz, el Museo Wallraf-Richartz de Colonia, el Museo de Arte Kimbell de Fort Worth, el Detroit Institute of Arts, el Museo Nacional de arte Antiguo de Lisboa o el Museo de Bellas Artes de Nancy, entre muchos otros.