GENARO PÉREZ VILLAAMIL Y DUGUET (El Ferrol, La Coruña, 1807 – Madrid, 1854).
“Escena orientalista”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo “G. P. de Villaamil en el Liceo Coruña 1849”.
Al dorso se conserva una etiqueta de “Dubuissong Encadrements París, 10, rue du Faubourg, Montmatre, París”.
Adjunta certificado emitido por Enrique Arias Angles.
Medidas: 55 x 70 cm; 70 x 88 cm (marco).
En estudio Enrique Arias Angles afirma “cabe precisar que, además de pintor de paisajes con arquitecturas medievales e interiores de iglesias (en su mayoría del Medioevo), tan característicos del romanticismo, Genaro Pérez Villaamil fue también pionero en la introducción de los temas "orientalistas" en la pintura española, tan de moda en la Europa romántica de entonces, llegando a realizar de ellos una destacada y brillante producción. Por tanto, hemos de puntualizar, que este cuadro es muy característico de una de sus más atractivas y novedosas facetas pictóricas, la de los temas orientales, protagonistas de muchas de sus mejores obras [Enrique Arias Angles: "Pérez Villaamil y los inicios del orientalismo en la pintura española", Archivo Español de Arte, núm. 281, Madrid, 1998, pág. 1].” La importancia de la obra recae especialmente en el hecho de que está fechada cuando Villaamil viajó a La Coruña, realizándolo en el casino de la ciudad en un momento en el que las obras orientalistas estaban de moda por el coleccionismo de su época.
Pérez Villaamil fue el creador y máximo representante del paisajismo romántico español. En 1823 se incorpora al ejército del gobierno liberal, siendo herido en Andalucía y trasladado a Cádiz como prisionero de Guerra. Allí permaneció entre 1823 y 1830, y asistió a las clases de la Academia de Bellas Artes. Prono alcanza fama, y es llamado a Puerto Rico para decorar el Teatro Tapia. Regresa a España en 1833, año en que conoce al pintor escocés David Roberts, quien le transmite la concepción paisajística romántica británica, a la que permanecerá fiel toda su vida. En 1834 se establece en Madrid, donde participó activamente en el mundo artístico de la época romántica, consiguiendo una carrera de éxitos crecientes. En 1835 es nombrado académico de mérito de San Fernando, y cinco años después, pintor honorario de cámara. Entre 1840 y 1844 permanece fuera de España, y en París publicará su “España artística y monumental”, el más bello libro de viajes litografiado del romanticismo español. Viaja por Francia, Bélgica y Holanda, adquiriendo obras suyas los reyes de estos países. A la caída de Espartero regresa a España, y es nombrado caballero de la Orden de Carlos III, de Leopoldo de Bélgica y de la Legión de Honor francesa. En 1845 es nombrado director de la Academia de San Fernando y catedrático de paisaje en la misma. Concurrió asiduamente, con éxito, a las exposiciones de la Academia y del Liceo, así como al Salón de París donde, en 1846, obtuvo una elogiosa crítica de Charles Baudelaire. Muere aún joven, cuando decaían ya las concepciones paisajísticas románticas. Su obra tiene una primera etapa prerromántica (1823 – 1833), durante la que realizó obras juveniles un tanto eclécticas, oscilando entre la influencia de la pintura flamenca del XVII y la francesa del XVIII, pero siempre dentro de una concepción del paisaje amplio, con pequeñas figuras populares y románticos celajes. La segunda etapa, la romántica, discurre en línea con el paisajismo británico contemporáneo, marcado por el predominio de las vistas con motivos arquitectónicos envueltos en espectaculares celajes, e interiores de monumentos con atmósfera fantástica, todos ellos generalmente medievales y poblados de personajes populares. Fue además pionero en España de la introducción de los temas orientalistas. Importantes obras suyas se conservan en el Museo del Prado, el palacio de la Moncloa (Patrimonio Nacional), el Museo Romántico de Madrid y el de Bellas Artes de Buenos Aires.