DESCRIPCIÓN
Escuela flamenca, siglo XVII.
"Inmaculada".
Madera tallada y policromada.
Presenta restauraciones.
Medidas: 152 cm. altura.
Estamos ante una talla flamenca de altísima calidad y considerables dimensiones, perteneciente al periodo barroco. Presenta un trabajo preferentemente frontal, al disponer de una hornacina al dorso. Las peculiaridades iconográficas que presenta esta Virgen en su advocación de la Inmaculada incrementa, si cabe, su valor. En lugar de sostener al Niño Jesús en brazos, como es usual, el pequeño aparece sentado sobre el orbe, el globo terráqueo sobre el que se posan los pies de María calzados en sandalias. La escena glorifica el reinado de Jesús sobre el orbe al tiempo que alude a la Ascensión mariana. El demonio, en forma de serpiente de la tentación, recorre la peana en forma de bola y muerde entre sus dientes la manzana del pecado. El Niño Jesús sostiene un nudoso tronco con su mano derecha, posible representación del árbol de la vida, tema que se vincularía con la manzana y el símbolo de la redención que trae Jesús a través de su sacrificio. Como vemos, la iconografía tradicional de la Inmaculada conoce en los talleres de Amberes una evolución propia, desligada de los modelos españoles, más canónicos. La Virgen presenta un canon estilizado y monumental. Ladea con ternura la cabeza y el cabello cae en cascada a cada lado del óvalo facial. Entrecierra los párpados mostrando sólo una rendija de sus ojos. Asume con ello una actitud reflexiva, conocedora de la suerte que le espera a su pequeño y del dolor que atenaza su futuro. Se lleva la mano derecha al corazón, atrapando bajo la palma, un trozo de manto. Adelanta una pierna flexionando la rodilla, lo que le concede una postura grácil y equilibrada, dinámica al tiempo que contenida. El vestido cae en hondos pliegues hasta los pies, y sus hombros quedan cubiertos por un manto azul, el color de la pureza.
La Inmaculada Concepción suele representarse siguiendo la descripción apocalíptica de la mujer del capítulo 12 del Libro del Apocalipsis: una figura femenina vestida de sol, con la luna a sus pies y una corona de estrellas sobre su cabeza. Aunque Flandes tenía su propia tradición artística, la fuerte conexión con España permitió un intercambio cultural importante. Los escultores flamencos estuvieron influenciados por la escultura religiosa española, especialmente en lo que respecta a la representación de representación de la Virgen. Sin embargo, como comentábamos, gozaron de mayor libertad en el desarrollo iconográfico. La escultura de la Inmaculada Concepción en Flandes del siglo XVII es un ejemplo magistral de la espiritualidad barroca en el contexto de la Contrarreforma. Estas obras combinaban un profundo simbolismo religioso con una ejecución técnica extraordinaria, apelando tanto a la devoción como a la estética. Los escultores flamencos lograron crear imágenes que transmitían una intensa gracia y majestuosidad, presentando a la Virgen como un símbolo de pureza divina, intercesión y esperanza para los fieles.