JOSEP PUIG I CADAFALCH (Mataró, 1867- Barcelona, 1958).
Lámpara de techo modernista, ca, 1900.
Latón y 55 vidrios emplomados.
Una lámpara similar se conserva en la colección del MNAC (Museo Nacional d'Art de Catalunya), y en la Casa Amatller (Barcelona).
En muy buen estado de conservación.
Medidas: 120 x 30 x 30 cm.
Lámpara de techo diseñada por Puig i Cadafalch. La extraordinaria pieza se adscribe plenamente al modernismo catalán. La pantalla brilla con la variedad de sus colores de vidriera, conformada por cincuenta y cinco discos de cristal de distintos tonos, emplomados con latón. La pantalla se engasta en una corona de latón repujado con motivos foliados inspirados en tréboles. El vástago superior ostenta un fino sogueado y de él arrancan ramilletes florales tipo coup-de-fuet. Del cuerpo inferior penden desde filamentosos roleos terminados en flor motivos cruceiformes y lobulados a modo de colgantes.
Josep Puig i Cadafalch es actualmente recordado como uno de los grandes nombres del modernismo catalán. Desarrolló su formación en Barcelona, donde estudió arquitectura y ciencias exactas, y al poco tiempo de terminar sus estudios obtuvo el cargo de arquitecto municipal en su Mataró natal, con tan sólo veinticuatro años. Será allí donde lleve a cabo sus primeros proyectos arquitectónicos, si bien cinco años más tarde regresará a Barcelona. Allí fue nombrado catedrático en la Escuela de Arquitectura, en las especialidades de hidráulica y resistencia de materiales. Su prestigio le llevó a asumir en 1917 el cargo de presidente de la Mancomunidad de Cataluña, puesto desde el cual elaboró un ambicioso plan educativo y cultural que incluyó el impulso de la excavación arqueológica de Ampurias. Ocupó el cargo hasta 1923. Como arquitecto, Puig i Cadafaclh fue discípulo de Lluís Domènech i Montaner, y es considerado el último representante del modernismo y el primero del novecentismo. Inició su carrera dentro del estilo modernista de su formación, revelando en obras como las casas Amatller, Martí, Terradas o de les Punxes una cierta influencia nórdica. Tras este primer periodo, desarrollado entre 1895 y 1905, evolucionó hacia un lenguaje que podría definirse como idealismo racional, basado en los gustos de la nueva alta burguesía, que cristaliza en edificios diseñados con un criterio más racional y práctico, como ejemplifican las casas Trinxet, Muntades y Company. Finalmente, su periodo de madurez es monumentalista, y se desarrolla en torno a la preparación de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, de la que Puig i Cadafalch fue el arquitecto principal. Se inspira ahora en la arquitectura romana, si bien incorpora también elementos típicos de Valencia y Andalucía, siendo el resultado de un atractivo estilo neo-barroco. En paralelo, mostró también gran interés por la arquitectura estadounidense, y llegó a diseñar la Casa Pich inspirándose en Louis Henry Sullivan. Asimismo, desarrolló una importante labor como historiador del arte. Durante la Guerra Civil se exilió en París, y allí se dedicó principalmente a la docencia de arquitectura e historia, siendo nombrado doctor honoris causa por varias universidades, entre ellas la de París. A su regreso el nuevo régimen no le permitió ejercer como arquitecto, por lo que se dedicó a la restauración de edificios históricos.