Antinoo del Belvedere, s. XVIII

Antinoo del Belvedere, siglo XVIII.
Bronce.
Medidas: 36 x 14 x 11 cm.
La presente escultura sigue el modelo del Antinoo del Belvedere, estatua mencionada por primera vez en 1543 cuando el Papa Pablo III la compró para el jardín del Belvedere. Su admirable belleza y exquisita técnica hicieron que rápidamente se convirtiera en una obra muy popular, repetidamente copiada en diversos tamaños y materiales con el paso de los siglos, una práctica que se intensificó en el Renacimiento con el redescubrimiento de su figura. La estatua original, que se exhibe hoy en el Museo Pio-Clementino (n° 907), representa a Antinoo, un joven de gran belleza, amante del emperador romano Adriano, que murió ahogado en el río Nilo por causas que se desconocen. Su fallecimiento causó gran pesar y desconsuelo en Adriano, quien enalteció a su compañero hasta que llegó a ser adorado como un héroe o una divinidad.
Con mucha probabilidad se trata de una pieza realizada como recuerdo del Grand Tour, término que aparece por primera vez en la obra “El Voyage d’Italie” de Richard Lassels, empleado para definir el largo viaje por Europa, especialmente por Italia, que realizaron habitualmente los jóvenes aristócratas británicos a partir del siglo XVII, pero sobre todo a lo largo del XVIII y XIX. El viaje tenía como objeto que los jóvenes conocieran el arte y la cultura principalmente de Francia y de Italia, admiraran de primera mano el arte clásico, aprendieran o mejoraran el conocimiento de idiomas y establecieran contactos y relaciones con las élites culturales y políticas de estos países. Los viajeros solían buscar piezas con las que iniciar sus propias colecciones artísticas, objetos para llevar de recuerdo a sus lugares de residencia. Por este motivo surgieron talleres especializados en la réplica de piezas romanas, tanto en bronce como en mármol, algunos de los cuales adquirieron gran reputación.