BALTASAR LOBO CASQUERO (Cerecinos de Campos, Zamora, 1910 – París, 1993).
“Pensive a genoux”, 1967-1990.
Adjunta certificado expedido por la galería Freites (Caracas).
Medidas: 145 x 58 x 65,5 cm.
Bronce, pátina verde bourdelle. Ejemplar 2/8.
Número 9015 del catálogo razonado de la obra del artista.
Posee sello al dorso de la fundición; Sasse Fréres- París. (Medalla de fundación).
Firmada en la base.
Escultura de bulto redondo, en la cual el autor nos presenta una figura femenina de formas voluptuosas tendentes a un lenguaje estético cercano a la atracción. Dicha característica la consigue a través del uso de la línea curva y el juego de volúmenes ajenos a una anatomía de carácter realista. De rodillas y con los brazos cruzados, llevando una de sus manos a la barbilla, en actitud reflexiva. La escultura a pesar de no poseer rasgos concretos, adopta una actitud que da lugar al establecimiento de un diálogo con el espectador, debido a que su postura y su rostro indican cierta curiosidad de la figura femenina representada, respecto a su público. Desde una actitud expresiva y rotunda, la escultura dirige su rostro directamente hacia quien la mira. Con su característico lenguaje de formas, que oscilan entre la geometría y la poética del volumen, Lobo, nos presenta no a una mujer concreta, sino la idea o el concepto de mujer que adopta una actitud fuerte, dominante, de rodillas pero reflexiva, una venus contemporánea no solamente como creadora pasiva, sino como generadora activa y protagonista.
Escultor y dibujante y destacado miembro de la vanguardia histórica, Lobo inició su formación en un taller de imaginería de Valladolid, donde entró con doce años. En 1927 obtuvo una beca para ingresar en la Academia de San Fernando de Madrid, aunque sólo asistió a sus cursos durante nueve meses. Acudió entonces a los cursos nocturnos de la Escuela de Artes y Oficios, mientras se ganaba la vida esculpiendo lápidas. En 1946 se instaló en París, donde vivió y trabajó durante el resto de su vida. Allí fue acogido por Picasso, y entabló amistad con el escultor Henri Laurens. Lobo celebró numerosas muestras individuales, tanto en España y Francia como en Suecia, Luxemburgo, Suiza, Alemania, Japón y Venezuela. Destacando especialmente la retrospectiva dedicada a su obra en el Museo de Arte Moderno de Madrid en 1960. Tomó parte asimismo en importantes muestras colectivas realizadas en Europa. Actualmente, sus esculturas forman parte del paisaje urbano de ciudades como Zurich, Annecy, París, Luxemburgo y Caracas. A lo largo de su carrera fue distinguido con importantes galardones, como el Premio Oficial de las Artes y las Letras de Francia en 1981, el Premio Nacional de Artes Plásticas de España en 1984, o la Orden Andrés Bello del Gobierno de Venezuela en 1989. Dos años después de su muerte, en 1995, el Museo de Bellas Artes de Caracas le dedicó una exposición. Recientemente se ha celebrado una exposición al aire libre de las esculturas de Lobo en la ciudad de Valladolid, trasladándose posteriormente a otras capitales como Sevilla, Lisboa y Madrid. En la escultura de Lobo, a lo largo de los años, la forma se estiliza hasta acercarse a la abstracción, sin perder por ello su origen eminentemente figurativo. Su evolución personal se caracteriza por la búsqueda de la pureza de los volúmenes y la reducción de formas a lo más esencial, tanto en bronce como en granito y mármol. Temáticamente, la mujer siempre fue el principal referente para la obra de Lobo. Su producción se divide en dos periodos claramente diferenciados; el primero, más primitivista, y una segunda etapa marcada por la influencia del surrealismo. Actualmente existe en Zamora un museo dedicado a su obra, que lleva su nombre. Lobo está también representado en el Museo de Bellas Artes de Asturias, la galería Connaught Brown de Londres, la Thomas Ladengalerie de Munich, la Fundación MAPFRE de Madrid, la Kunsthalle de Dusseldorf y el Lentos Kunstmuseum de Linz (Austria), entre otros.