Escuela granadina; finales del siglo XVII.
“Santo franciscano”.
Madera tallada y policromada.
Medidas: 50 x 42 x 20 cm.
Imagen devocional realizada en madera tallada y policromada, rasgo que aporta gran veracidad a la escultura. Se trata de la representación de un santo vestido con hábito francisco que se arrodilla sobre una piedra que sirve de base y alza sus manos en actitud de plegaria a lo que se suma el gesto del rostro. Destaca el delicado trabajo de las carnaciones de la figura de sonrojadas mejillas, así como los ropajes tremendamente conseguidos, especialmente en la zona inferior central en la que se ciñe un nudo que origina un juego de pliegues. El detallado trabajo del sogueado de la cuerda, perfectamente definido, denota un trabajo realista, inscrito en la estética del barroco más naturales. La pieza conserva una cuidada policromía, como ya se ha comentado, especialmente en el rostro, aumentando así el gesto sereno, expresivo y cargado de una contenida tensión.
Respecto a la escuela granadina vuelto Alonso Cano a Granada, en 1652, atrajo hacia sí a todos los artistas. Casi se podría decir que los rasgos que caracterizan a la escuela son los rasgos de su estilo. Se impone así, en todos, la búsqueda de lo ideal y elegante en los tipos, la huida de lo realista y de la escena de género, prestando poca atención al retrato y casi ninguna al bodegón. Abundan también en todos, las ricas entonaciones de color, con concretas preferencias de paleta, como el empleo del asfalto, y asimismo el gusto por la pintura flamenca, que habría impulsado Pedro de Moya, de quien se dice que viajó a Flandes e Inglaterra. Los tipos de Cano se repiten por todos, aunque los maticen y desarrollen otros rasgos apuntados en su arte. Así hacen Bocanegra, Juan de Sevillao, en Málaga, Juan Niño de Guevara.