Escuela española; siglo XV.
“Salvator Mundi”.
Madera tallada y policromada.
Presenta importantes faltas en la talla.
Medidas: 59 x 23 x 15 cm.
En esta escultura tallada en madera se nos presenta la imagen de Cristo en Majestad. Sedente y entronizado la iconografía de la representación responde a Cristo como “Salvator Mundi”, que representa el concepto cristológico de Jesucristo, como salvador universal, en relación con su papel como juez en el Juicio Final y a su carácter de Redentor. Se caracteriza por presentar a Cristo alzando la mano derecha en señal de bendición, mientras sostiene el orbe con la otra mano, haciendo hincapié en el carácter universal de la doctrina cristiana. La obra que solo esta trabajada de manera frontal, indicando así que fue concebida para ver únicamente de modo frontal nos presenta a un Cristo monumental y rotundo no solo en cuanto a la iconografía ya mencionado, sino también en sus formas. Dominado por cierto hieratismo debido a la postura sedente, el autor rompe con el estatismo a través del juego de pliegues que presenta la forma inferior de la túnica y especialmente de la talla de las mangas, que de un modo veraz retrata el espacio y el volumen que genera la vestimenta de Cristo. A pesar del paso del tiempo la obra se conserva en un estado optimo de tal modo que se aprecian los detalles que definen la calidad del artista, de esta manera se puede apreciar la delicadeza del broche con el que se une la túnica, o los rizos del cabello y la barba de Jesús.
El siglo XV es uno de los más gloriosos para la escultura española en gran medida provocado por los recursos económicos que reportaban las campañas de los Reyes Católicos. Este periodo de pujanza administrativa tuvo su igual en el mundo de las artes tanto en lo que respecta a la calidad como en abundancia de obras. España sigue abierta a las influencias del exterior, que si bien antes eran francesas, ahora proceden de Borgoña, cuyo paladín había sido el genial Claus Sluter, con sus paños ondulados y fuertemente agitados y el penetrante realismo de los rostros; pero, a partir del segundo tercio del siglo y, sobre todo, al mediar éste, el estilo que predomina en la escultura española es el flamenco, de paños angulosos y muy atenta observación del natural.