Francisco Hernández Monjó

FRANCISCO HERNÁNDEZ MONJÓ (Mahón, Menorca, 1862 – Barcelona, 1937).
“Marina”.
Óleo sobre tabla.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 17,5 x 31,5 cm; 21 x 35 cm (marco).
Destacado marinista especializado en la pintura de barcos, Francisco Hernández Monjó fue el principal renovador del género de la marina en Baleares, a finales del siglo XIX. Nacido en el seno de una familia de plateros, desde muy joven se dedica a dibujar los puertos y barcos de Mahón. A los veintitrés años ya se dedicaba a la docencia artística en Mahón, donde tuvo numerosos discípulos. En 1890 fijó su residencia en Barcelona, donde completaría su formación en la Escuela de Bellas Artes junto a Eliseo Meifrén. Ese mismo año concurrió a la Exposición Nacional de Madrid. También participó en las Generales de Barcelona de 1894 y 1920, y en 1936 en el I Saló d'Independents. Realizó asimismo exposiciones en Sudamérica, donde su obra gozó de una gran acogida. En 1898, la casa Tasso de Barcelona le encargó una colección de acuarelas de buques de guerra para el libro “La Armada Española”. Expuso en Mahón, Madrid, Barcelona y América del Sur, siendo siempre bien acogido por el público y la crítica. En una primera etapa, su obra se puede enmarcar dentro de la pintura realista de la segunda mitad del siglo XIX. Predomina el dibujo sobre el color, la pincelada es plana y poco empastada, y la gama cromática suave y uniforme, dominando los azules, verdes y blancos. Son obras frecuentemente de horizonte bajo, con el cielo ocupando la mayor parte del cuadro. En 1890, con su cambio de residencia, se inicia una nueva etapa en su pintura, caracterizada por la influencia de los paisajistas catalanes, especialmente de Meifrén. Hernández Monjó introduce elementos nuevos como la composición en diagonal, donde la mar picada, los barcos con las velas extendidas y el cielo contrastado son los motivos protagonistas. La pincelada se torna más densa, firme y corta, y se introducen en su paleta tonos más cálidos como rosados y rojos. La última etapa de su obra, a partir de 1920, se caracteriza por una exaltación lumínica de raíz impresionista y por una pincelada más empastada, de tonos vivos, que dan como resultado composiciones de enorme fuerza. La temática se amplía, incluyendo ya vistas de la costa catalana y sus alrededores. Hernández Monjó está representado principalmente en colecciones privadas, aunque también tiene obra en el Museo de Menorca, el Ateneo de Mahón, la Escuela Náutica de Barcelona y el Museu de les Drassanes en Barcelona.