Escuela del norte de Italia; segundo tercio del s. XVI.

Escuela del norte de Italia; segundo tercio del siglo XVI.
“Virgen con Niño y san Juan”.
Óleo sobre tabla.
Presenta faltas y pérdidas en la superficie pictórica.
Medidas: 40 x 30 cm; 52 x 42 cm (marco).
Esta pintura al óleo sobre tabla, perteneciente a la Escuela del Norte de Italia del segundo tercio del siglo XVI, representa una escena de fuerte carga devocional en la que la Virgen María sostiene al Niño Jesús mientras este interactúa con San Juan Bautista Niño. La composición sigue el modelo renacentista de la "Sacra Conversazione", con las figuras dispuestas en una disposición triangular que refuerza la armonía visual y la conexión simbólica entre los personajes.
La Virgen, con una expresión serena y melancólica, sostiene con delicadeza a Jesús, quien se encuentra de pie sobre un cojín colocado sobre una mesa. Su postura evoca el concepto de la Encarnación y su futura Pasión. San Juan Bautista Niño, vestido con una túnica sencilla y acompañado de una filacteria con la inscripción "Ecce Agnus Dei" (He aquí el Cordero de Dios).
El tratamiento pictórico muestra la influencia del Renacimiento lombardo y veneciano, con un interés por la suavidad de los contornos, el modelado delicado de los rostros y la aplicación de una luz tenue que envuelve las figuras en una atmósfera de intimidad. La paleta cromática, dominada por tonos cálidos y terrosos, junto con el detallado trabajo en los pliegues de los ropajes, evidencia la calidad técnica de la pintura.
La Escuela del Norte de Italia desempeñó un papel crucial en el desarrollo del arte renacentista y manierista. Ciudades como Milán, Parma y Venecia fueron centros de innovación pictórica donde se fusionaron las influencias de Leonardo da Vinci, Rafael y los maestros venecianos como Giorgione y Tiziano. A diferencia de la Escuela Florentina, con su énfasis en el dibujo y la estructura, los artistas del norte exploraron una pincelada más libre, el sfumato y una mayor riqueza cromática.
Pintores como Correggio y Parmigianino en Parma, así como Moretto da Brescia y Giovanni Battista Moroni en Lombardía, aportaron un refinamiento técnico en el tratamiento de la luz y la representación psicológica de los personajes. Estas características se reflejan en la presente obra, que muestra una sensibilidad particular en la expresión de los rostros y un sutil juego de gestos que transmiten espiritualidad y emotividad.
Este tipo de representaciones religiosas no solo cumplían una función devocional en espacios privados y eclesiásticos, sino que también respondían a un contexto de creciente demanda por imágenes de culto accesibles y humanizadas, capaces de generar una conexión emocional entre el espectador y la divinidad.