Escuela flamenca; segunda mitad del s. XVII.

Escuela flamenca; segunda mitad del siglo XVII.
“Sagrada Familia”.
Óleo sobre tabla.
Medidas: 56 x 37,5 cm; 61,5 x 42,5 cm (marco).
Este óleo sobre tabla, perteneciente a la escuela flamenca de la segunda mitad del siglo XVII, representa una escena de la Sagrada Familia con una composición cargada de simbolismo y una ejecución técnica propia del Barroco flamenco. La imagen muestra a la Virgen María sosteniendo al Niño Jesús, con san José a su lado, mientras dos ángeles celestiales observan la escena desde lo alto. En el fondo, un paisaje con un elemento arquitectónico, posiblemente una estatua clásica, introduce un contraste entre lo divino y lo terrenal.
La representación de la Sagrada Familia fue un tema recurrente en la pintura barroca flamenca, ya que combinaba la devoción católica con una expresividad que apelaba a la sensibilidad del espectador. En este caso, la escena transmite una sensación de serenidad y calidez familiar, donde la Virgen sostiene al Niño con ternura mientras san José observa con una expresión contemplativa.
El Niño Jesús aparece desnudo, un recurso iconográfico frecuente en el arte cristiano para enfatizar su humanidad y pureza. Su gesto, extendiendo el brazo hacia su madre, refuerza el vínculo maternal y añade dinamismo a la composición. En la mano de María, una fruta, posiblemente una manzana, sugiere una alusión al pecado original y la redención traída por Cristo.
La escuela flamenca del siglo XVII destacó por su maestría en el uso del color, la iluminación y la minuciosa atención al detalle. En esta obra, el manejo de la luz es clave para resaltar las figuras principales, creando un contraste con el fondo más oscuro y reforzando el dramatismo típico del Barroco. La iluminación cálida en torno a los rostros de la Virgen y el Niño les confiere un halo sutil que enfatiza su santidad.
El tratamiento de las telas es otro rasgo distintivo de la pintura flamenca. Los pliegues en la vestimenta de María, con tonos rojos y azules ricamente saturados, demuestran un gran dominio del claroscuro y la textura, evocando la influencia de artistas como Rubens y Van Dyck. La representación detallada del cesto en primer plano y la estatua en el fondo denotan el interés flamenco por la riqueza visual y el ilusionismo espacial.
El paisaje, aunque secundario, sigue la tradición de la escuela flamenca en su integración con la escena religiosa. La presencia de la estatua en el fondo podría simbolizar el contraste entre la fe cristiana y el paganismo, un motivo recurrente en el arte religioso barroco.
Esta obra, de la escuela flamenca tardobarroca, es un ejemplo excelente de la síntesis entre la devoción y la estética refinada que caracterizó la pintura de Flandes en el siglo XVII. La riqueza cromática, el manejo de la luz y la emotividad en la representación de la Sagrada Familia hacen de esta pintura una pieza de gran valor tanto artístico como espiritual.