Círculo de GUIDO RENI (Calvenzano di Vergato, Bolonia, 1575 – Bolonia, 1642): siglo XVII.
“Virgen del Silencio”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Presenta restauraciones en la superficie pictórica.
Medidas: 137 x 115 cm.
El pintor nos ofrece una escena de larguísima tradición en el Occidente cristiano, trabajado con sutiles gradaciones de medios tonos y gran monumentalidad recordando en gran medida a la estética del maestro Guido Reni. El tema iconográfico es la contemplación del niño que está durmiendo mientras su madre la Virgen, le adora. Es la combinación de los conceptos de madre e hijo en actitud natural y tierna, así como madre de Dios observando el carácter divino y trascendental de su hijo. El tema iconográfico es la contemplación del niño que está durmiendo mientras su madre la Virgen, le adora. Es la combinación de los conceptos de madre e hijo en actitud natural y tierna, así como madre de Dios observando el carácter divino y trascendental de su hijo. El pintor nos ofrece una escena de larguísima tradición en el Occidente cristiano, trabajado con sutiles gradaciones de medios tonos. Desde finales de la edad media los artistas insistieron en representar, de forma cada vez más intensa, el vínculo de afecto que unió a Cristo con su Madre y la estrecha relación entre ambos, esto se incentivó en el Renacimiento y, naturalmente, en época barroca, cuando la exacerbación de las emociones caracterizaba a buena parte de la producción artística. Dicha característica fue tornándose cada vez más común a lo largo de los siglos. Cabe destaca la simbología de los colores de las telas, el manto azul que representa la universalidad, la túnica roja en alusión a la pasión de Cristo, y la tela blanca que muestra la pureza y la inocencia de Jesús. Por lo tanto, a pesar de la calma que denotan los gestos faciales de la Virgen su vestimenta, la define como una madre sufridora, consciente del destino de su hijo
La calidad de la obra nos acerca al círculo artístico de Guido Reni. Maestro indiscutible del clasicismo romano-boloñés junto a Albani y Domenichino, Guido Reni fue sin lugar a dudas el mejor de los tres. Muy ligados a los Carracci y a la ciudad de Bolonia, todos tuvieron una trayectoria similar. Se forman en Bolonia con Denys Calvaert, para después pasar a la Academia degli Incamminati, dirigida por Ludovico Carraci. En 1600 Reni llega a Roma, donde trabajará, junto a Annibale Carracci en la Galería Farnesio. Su mejor periodo se inicia en estos años; en 1609, a la muerte de Annibale, Reni queda como cabeza de la escuela clasicista. En la ciudad será protegido por Scipione Borghese, futuro papa Pablo V, para quien el pintor realizará una de sus obras más importantes, “La Aurora” (Palacio Rospigliosi). En ella se va algo que será ya siempre característico del estilo de Reni, su admiración por la escultura antigua. A partir de las estatuas clásicas, desarrolla un ideal de belleza y perfección que será muy admirado por los pintores siguientes. En 1614 regresa a Bolonia definitivamente. El estilo de Reni evoluciona en una dirección clara, en un sentido cada vez más escultórico y frío, cada vez más plenamente clasicista. Su obra madura se caracterizará por una paleta fría, de reflejos plateados. Finalmente, desde los años treinta, su estilo se torna abocetado, con aspecto inacabado y tendencia hacia lo monocromático, de gran interés desde el punto de vista técnico además de formal.Actualmente Guido Reni está representado en las pinacotecas más importantes de todo el mundo, entre ellas el Museo del Prado, el Hermitage, el Louvre, el Metropolitan de Nueva York y la National Gallery de Londres, entre muchos otros.