VICENTE LÓPEZ PORTAÑA (Valencia, 1772 – Madrid, 1850)
“Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias”.
Óleo sobre lienzo.
Sigue el modelo conservado en el Patrimonio Nacional.
Conserva parcialmente una etiqueta identificativa de la Caja General de Reparaciones.
Medidas: 79 x 57 cm; 95 x 77,5 cm (marco).
Retrato de medio cuerpo de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, reina consorte de España por su matrimonio con el rey Fernando VII de 1829 a 1833, y regente del Reino entre 1833 y 1840. Se trata de un retrato oficial, que se inspira en el ejemplar conservado en Patrimonio Nacional. Viste los colores del hábito del Carmen como promesa por la curación de una enfermedad que aquejó a Fernando VII en 1832. Del ejemplar autógrafo de López se conocen otras versiones que presentan diferentes variantes como el del Museo del Prado (n.º 7115) o el que perteneció a la Marquesa de Heredia (Véase Díez, J.L., "Vicente López (1772-1850) Catálogo Razonado", Madrid, 1999, pp. 108-109 y 733). En esta obra se aprecian los rasgos que definieron los retratos de López Portaña: un inteligente equilibrio entre el realismo naturalista y una ligera idealización otorgada por una paleta favorecedora. Así, el autor capta con acierto la hondura psicológica de la dama y las peculiaridades de su fisonomía, y al mismo tiempo usa una gamas marfileñas que iluminan el rostro. La gorguera espumosa, los plisados aterciopelados del vestido y el fondo de celaje contribuyen a enaltecer los rasgos de la retratada. Observamos el interés del artista por resaltar las calidades y texturas que conforman la vestimenta de la dama, su carbello ensortijado y los melosos ojos, aspectos muy del gusto de Vicente López.
Vicente López inicia su formación como discípulo de Antonio de Villanueva en la Academia de San Carlos de Valencia, donde obtuvo en 1786 y 1789 el premio de primera clase, obteniendo una pensión para estudiar en Madrid. Ya en la corte, al año siguiente alcanza el primer puesto en el concurso de la Academia de San Fernando. Allí aprende el sentido barroco y colorista de las composiciones, y el gusto por el dibujo, preciso y analítico. La fastuosidad barroca de los frescos de Luca Giordano y Corrado Giaquinto también influirá de manera decisiva en su lenguaje. Ya consagrado, regresa en 1792 a su ciudad natal. Allí recibe importantes encargos públicos y privados, entre los que destacan los retratos de Fernando VII y el mariscal Soult. En sus retratos muestra López su herencia valenciana, el peso del naturalismo de Ribera y Ribalta, además de su maestría en la reproducción de detalles y calidades. Su calidad en el campo del retrato hace que Fernando VII le llame de vuelta a la corte en 1814, nombrándole al año siguiente primer pintor de cámara. Será desde entonces el pintor más solicitado por la alta sociedad española, y alternará su trabajo en la corte con la actividad docente, los puestos oficiales y los encargos particulares. En 1823 asume la dirección artística del Real Museo de Pinturas, centro para el cual realizó un soberbio retrato de Francisco de Goya, hoy conservado en el Prado. Se conservan obras de Vicente López en el Museo del Prado, el Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V, la Academia de San Fernando, el Museo Municipal de Játiva, el Museo Nacional de Arte de Cataluña, la Sociedad Histórica de Nueva York, el Museo de Arte de Indianápolis, el Museo J. Paul Getty de Los Ángeles, la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Roma y la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid.