Icono de la escuela de Mstera, s. XIX

Icono de la escuela de Mstera, siglo XIX.
"La conversación con la Madre de Dios".
Témpera, pan de oro sobre tabla.
Presenta muy buen estado de conservación.
Medidas: 15 x 12 cm.

La conversación con la Madre de Dios, es una tipología particular de los iconos de la Madre de Dios, venerada en la iglesia Ortodoxa. Los tres personajes representados en esta miniatura es la Madre de Dios sedente, San Nicolás Milagroso, y el acñolito Georgiy Yurish. La Madre de dios aparece frente el acólito justo en el lugar donde se iba construirse la iglesia, donde posteriormente se encontró el icono de la Madre de Dios de Tijvin en 1383.
Según la tradición, la Virgen María se apareció y ordenó que se colocara una cruz de madera sobre la cúpula del templo, y no una de metal. La Virgen María apareció junto a San Nicolás, que prometió dar una señal a los infieles. La petición de la Virgen María no se llevó a cabo y el maestro, Georgiy Yurish, que intentaba colocar la cruz de metal, fue sorprendido por una ráfaga de viento, que le bajó al suelo sin daño alguno. A continuación, se colocó una cruz de madera en la iglesia, tal como indicó la Virgen.
Presente icono, sigue la tipología iconográfica del relato, sin embargo, con ciertas modificaciones. La Madre de Dios aparece sedente, aunque no se ve en esta imagen, según la tradición, sobre el tronco cortado de madera. Detrás de ella hay un árbol en pleno crecimiento con grandes hojas. En sus brazos sostiene una varilla de higúmeno, de color negro, en el caso del icono subastado es dorada. Delante de la Virgen se encuentra un hombre arrodillado, en postura de oración. Entre ellos se encuentra San Nicolás, que no sigue su representación canónica, puesto que el tipo de barba y del pelo es diferente del tradicional.
Este icono fue producido en los talleres de Mstera, una de las escuelas de la pintura de icono más importante de Rusia, tanto por la cantidad, como por la calidad de su producción. Este pueblo se ubica cerca de Vladimir, otra de los lugares que alberga la escuela de pintura de iconos importantísima, y las primeras menciones de él se fechan hacia el 1628. Era una localización pobre, y sus habitantes, principalmente campesinos, para ganarse la vida alternaban su actividad del campo con diferentes artesanías. Puesto que Mstera se encontraba rodeada por monasterios e iglesias, la pintura de iconos era la actividad más común. De este modo hacia el siglo XIX, más de la mitad de la población se dedicaba exclusivamente a la pintura de iconos. La especialidad de esta escuela, era seguir los estilos antiguos, sus iconos se destacan por la abundancia de los detalles, tanto en la representación de los santos, como por la representación de la naturaleza, pero al mismo tiempo la estética de los personajes podría describirse como naif. A parte de pintar los iconos en masa, los maestros de Mstera, eran restauradores de primera calidad.