Escuela francesa, Círculo de JEAN LOUIS FRANÇOISE LAGRENÉE (París, 1725 – 1805).; segunda mitad del siglo XVIII.
“Dánae recibiendo la lluvia de oro”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Medidas: 84 x 94,5 cm; 100 x 109 cm (marco).
La princesa de Argos se encuentra semi tumbada en un diván, dirigiendo apaciblemente su mirada hacia arriba donde se ubica una luz dorada inconcreta, de la que manan gotas doradas. La joven recibe la lluvia dorada de un modo sereno, apenas tapada por una sábana blanca que cubre su pecho, ha dejado sus zapatos en el suelo, como si se le hubiesen caído sin ella apreciarlo. Junto a la joven tumbada, en la zona derecha, su sirvienta coge su delantal para recoger las gotas del propio Zeus, convertido en lluvia. Es interesante observar como en este caso la postura de la sirvienta, recuerda en gran medida a las obras de Tiziano, como la de la obra que se encuentra en la Apsley House, sin embargo, en este caso el autor no juega con los contrastes generados entre opuestos como la juventud, y la vejez, la pobreza y la riqueza. Según la mitología griega, y siguiendo las escrituras de las Metamorfosis de Ovidio, la leyenda narra como el padre de Dánae, Acrisio consultó al oráculo sobre cómo tener hijos varones, sin embargo, el oráculo le contó que su hija daría a luz un hijo que lo mataría. Acrisio encerró y protegió a su hija Dánae en una mazmorra o quizás en una habitación de una torre sin ventanas, dependiendo del relato mitológico que se utilice como fuente. Dánae, consciente de las consecuencias, se dejó seducir e impregnar por Zeus, quien rompió las defensas apareciendo en forma de lluvia de oro. Cuando Acrisio se enteró del nacimiento del hijo de Dánae, Perseo, se negó a creer en el papel de Zeus y arrojó a la madre y al niño a la deriva en el mar. Finalmente, llegaron Seriphus, donde Perseo fue criado por Dictys. Perseo finalmente cumplió la profecía al matar a Acrisio años después, aunque accidentalmente.
Debido a sus características técnicas la obra recuerda en gran medida a la producción artística de Jean Louis Françoise Lagrenée. Hermano del también pintor Jean-Jacques Lagrenée y discípulo de Carlo Vanloo, Louis-Jean-François Lagrenée se especializó en la pintura de temática mitológica, histórica y religiosa, que trabajó preferentemente en cuadros de pequeño o mediano formato. En 1749 obtuvo el Gran Premio de Roma, aunque sólo permanecerá allí durante un año, en 1754. En Italia se interesó por la obra del clasicista barroco Domenichino, llegando a copiar su fresco “Santa Cecilia”, y visitó Nápoles. A su regreso a Francia, en 1755, fue nombrado miembro de la Real Academia de Pintura y Escultura francesa por su composición “El rapto de Deyanira”, inspirada en la obra del mismo título de Guido Reni, otro maestro del barroco clasicista italiano. Posteriormente visitará San Petersburgo llamado por la emperatriz Isabel, y allí ocupará el cargo de director de la Academia de la ciudad, entre 1760 y 1762. A su regreso a Francia fue nombrado profesor por la Academia de Francia, y entre 1781 y 1787 ocupó el cargo de director de la Academia Francesa en Roma. En 1804 Napoleón le entrega la Cruz de la Legión de Honor, y un año después fallece en el Louvre, del que era conservador honorífico. Lagrenée se mostró influido por el clasicismo italiano, pero su obra se nutre también de la de los grandes representantes de la escuela francesa de la época de Luis XIV, así como de E. Le Soeur y L. de Boullogne, pintores de historia. Junto con J.M. Vien, inició un cambio dentro de la estética rococó que dominaba entonces la pintura francesa, sin llegar a dar sin embargo el paso definitivo hacia el neoclasicismo. Actualmente Lagrenée está representado en dicho museo, así como en el Detroit Institute of Arts, el Museo del Prado y otras importantes colecciones de todo el mundo.