OSWALDO GUAYASAMÍN (Quito, Ecuador, 1919 – Baltimore, E.E.U.U., 1999).
“Angustia”.
Tinta sobre papel.
Presenta al dorso etiqueta de la galería Lassaletta (Barcelona).
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 40 x 30 cm; 57 x 46 cm (marco).
Uno de los más grandes nombres de la pintura ecuatoriana, Oswaldo Guayasamín demostró dotes artísticas ya en la infancia, e incluso vende algunos cuadros en la Plaza de la Independencia de su Quito natal en sus primeros años. A pesar de la oposición de su padre, ingresa en la Escuela de Bellas Artes de la capital ecuatoriana para estudiar pintura y escultura, en plena época de la llamada Guerra de los Cuatro Días, un levantamiento cívico militar en contra del gobierno en el curso del cual muere su gran amigo Manjares. Este hecho, que más tarde inspirará su obra “Los niños muertos”, marcará para siempre su visión del ser humano y de la sociedad. En 1941 obtiene el título y el Primer Premio en el Salón Mariano Aguilera de Quito, y al año siguiente celebra su primera exposición individual, con veintitrés años. Esta muestra será controvertida, y considerada por la crítica como un enfrentamiento con la exposición oficial de la Escuela de Bellas Artes. No obstante el magnate estadounidense Nelson Rockefeller, impresionado por su obra, compra varios de sus cuadros, iniciando una relación que se prolongará en el futuro. Entre finales de 1942 y principios de 1943 Guayasamín se encuentra en Estados Unidos, y posteriormente viaja a México, donde empieza a trabajar como asistente de Orozco. Realizará después una serie de viajes por América Latina, encontrando siempre la misma situación de opresión de la sociedad indígena, a la que él mismo pertenecía. Será desde entonces esta una temática constante en su obra. Por esta época se centrará especialmente en los temas sociales, y comenzará a simplificar las formas, llegando finalmente a su personal estilo rotundo y expresivo. Su obra, centrada en el ser humano y calificada por la crítica como expresionista, refleja el dolor y la miseria que azotan a la sociedad, y denuncia a la vez la violencia que dominó el monstruoso siglo XX, marcado por las guerras, los genocidios, las dictaduras y las torturas. En estos años de juventud Guayasamín obtendrá todos los Premios Nacionales en su país, y a los treinta y seis años alcanza el Gran Premio de la III Bienal Hispanoamericana de Arte, celebrada en 1955 en Barcelona. Posteriormente obtendrá también el mismo galardón en la Bienal de São Paulo (1957). A lo largo de su carrera, este maestro expuso individualmente su obra no sólo en los diversos países latinoamericanos, sino también en muchos de Europa, la Unión Soviética, China y Estados Unidos. Asimismo, aparte de la pintura de caballete realizó murales, esculturas y monumentos, hoy en día presentes en Quito (monumento “A la Resistencia”, murales en los Palacios de Gobierno y Legislativo, la Universidad Central y el Consejo Provincial), Madrid (Aeropuerto de Barajas), París (Sede de la UNESCO), São Paulo (Parlamento Latinoamericano), Caracas (Centro Simón Bolívar), Guayaquil (“A la Patria Joven”). En 1971 Guayasamín es nombrado presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, y cinco años más tarde se crea la Fundación Guayasamín en Quito, a la que dona su obra y sus colecciones de arte, ya que concibe toda expresión artística como un patrimonio del pueblo. En 1978 será nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.