FÉLIX RESURRECCIÓN HIDALGO Y PADILLA (Filipinas, 1855 – España, 1913).
“La aguadora”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior izquierdo.
Con etiqueta de la Kunst Konserveringen Danske Museers Center For Beraving Af Kunst al dorso.
Procedencia: Diego de los Ríos y herederos, Madrid. Christie’s Londres, diciembre 2017. Colección privada danesa.
Medidas: 67 x 49,5 cm; 107 x 90 cm (marco).
Compárese la presente obra con otros trabajos de Félix Resurrección Hidalgo como “La vendedora de lanzones” de 1875 (Museo del Prado de Madrid), o las jóvenes de “Las Vírgenes Cristianas expuestas al populacho” (que le dio una Medalla de Plata en la Exposición General de Bellas Artes de Madrid en 1884; el cuadro está hoy en la Galería Nacional de Singapur), o los dibujos y bocetos en la Filipinas Heritage Library, entre otros.
Un fondo de paisaje idealizado sitúa la escena en un entorno salvaje al no presentar ninguna construcción. Unas montañas cierran el horizonte, dejando una gran parte de cielo y un amplio espacio para el río ancho que se presenta hacia el centro y los árboles a los lados del mismo. En la ribera de este curso de agua se sitúa de pie una joven, vestida simplemente con una falda corta de vivos colores. Su piel clara se ha enmarcado con el largo cabello de rizos negros que cae por detrás de su espalda, destacando el desnudo femenino, de un magnífico dibujo. Sobre el hombro lleva un cántaro que, presumiblemente, ha llenado de agua en el río. Este tema, aparentemente intrascendente, deja traslucir un fondo, muy habitual en la época, de tiempos pasados o ambientes menos civilizados que el entorno europeo de entonces, recordando obras como aquellas italianas que aludían a la idealizada Arcadia mediante pastores, por ejemplo.
Asimismo, es innegable el exotismo que, con una sorprendente economía de elementos, deja entrever el pintor en la presente obra. Esta “temática” es muy frecuente en la Europa del momento, tomando como inspiración paisajes árabes idealizados, con figuras de estilo “las Mil y una Noches”, o mirando algo más hacia Oriente. Asimismo, es preciso insistir sobre la calidad el dibujo de la obra, centrada en la figura, y claramente perteneciente a la tradición Academicista, habitual en el momento.
Uno de los más destacados artistas filipinos de finales del siglo XIX, Félix Resurrección Hidalgo se formó en la Escuela de Dibujo y Pintura. A raíz de su debut en 1876, año de su presentación en el teatro Circo de Bilibid, Hidalgo mostró su obra tanto en Filipinas como en los Estados Unidos y España, país este último donde viajó pensionado por el Ayuntamiento de Manila. Ya instalado en España, participó en las más importantes muestras oficiales españolas, siendo galardonado en varias ocasiones, y también fue premiado en la Exposición Universal de París de 1889. Actualmente está representado en el Museo López de Pasig (Filipinas) y el Metropolitan de Manila, entre otras colecciones públicas y privadas.