Maestro activo en Roma; ultimo tercio del siglo XVI.
“Salomé y la decapitación de Juan Bautista”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Posee marco, c, 1830.
Medidas: 84 x 103 cm; 100 x 118 cm (marco).
Salome se presenta en esta escena mostrando al espectador la bandeja de plata, aunque dirige su rostro hacia su sirvienta, mientras que el verdugo sostiene la cabeza del santo a modo de trofeo mostrándosela a Salome. La muchacha no demuestra un ápice de remordimiento, sido que adopta una expresión que trata de captar a una mujer tentadora y sin pudor, aludiendo así a su papel en el relato bíblico.
Según la tradición Salomé, mujer de gran belleza, bailó para su padrastro, y éste entusiasmado se ofreció a concederle el premio que ella deseara. Entonces la joven pidió, siguiendo las instrucciones de su madre, la cabeza del Bautista, que le fue entregada “en bandeja de plata”. Esta historia bíblica ha sido representada con frecuencia en la pintura, ya que ofrece la posibilidad de plasmar escenarios exóticos y mujeres semidesnudas sin abandonar el repertorio bíblico, aunque no se trata de esta obra en concreto. Salomé era una princesa, hija de Herodes Filipo y Herodías, e hijastra de Herodes Antipas, relacionada con la muerte de San Juan el Bautista en una historia narrada en el Nuevo Testamento (Mateo y Marcos). Herodías, esposa de Herodes Filipo, se casó de manera escandalosa con el hermanastro de éste, Herodes Antipas, lo que provocó una guerra, ya que Herodes Antipas había repudiado para ello a su anterior esposa, hija del monarca nabateo. La actitud del nuevo matrimonio fue muy criticada por el pueblo, ya que se consideró pecaminosa, y uno de los que más la denunciaron fue Juan el Bautista, por lo que fue apresado, aunque Herodes no se atrevió a ejecutarlo por miedo a la ira popular. Según la tradición Salomé, mujer de gran belleza, bailó para su padrastro, y éste entusiasmado se ofreció a concederle el premio que ella deseara. Entonces la joven pidió, siguiendo las instrucciones de su madre, la cabeza del Bautista, que le fue entregada “en bandeja de plata”.
La estética sugiere que el autor de esta obra sea un maestro posiblemente de origen toscano, cuyo estilo está basado en los cañones del manierismo e influenciado por los criterios de la Contrarreforma. De hecho, cabe destacar que existe un modelo de juventud de Scipione Pulzone de la decapitación de san Juan Bautista, que presenta una composición similar a la de la presente pintura. Sicipione Pulzone comenzó su formación artística como alumno de Jacopino del Conte, aunque pronto prefirió tomar como referentes de su arte a personalidades como Girolamo Muziano o Siciolante. Su gusto por los efectos descriptivos le llevó a estudiar los modelos flamencos y venecianos, de los que extrajo una rica paleta de colores. Sin embargo, fue en Rafael donde encontró su m ayor influencia reflejada en el uso de los contornos definidos y claridad esquemática. Su arte recuerda sobre todo al Rafael más temprano, el que nos remite al estilo de un Perugino o un Domenico Ghirlandaio. Es por ello que su arte tiene una buena parte de revisionista, pues sus fuentes no se encuentran en sus inmediatos predecesores, sino en los grandes maestros del último Quattrocento. En 1584 Pulzone viajó a Nápoles y Florencia. En esta última ciudad entró en contacto con artistas locales de sensibilidad similar a la suya. Pulzone es el arquetipo del arte contramanierista. Fue primordialmente un retratista y sus obras se ciñen de manera sumisa a los dictados de la Iglesia Romana: intenta transmitir emociones sencillas, al alcance del más simple de los espectadores, con una intención didáctica y a veces, con un aire casi artesanal, que prima el arte como vehículo para transmitir una idea, en este caso de tipo religioso, antes que buscar la belleza, el lucimiento del artista o la asunción de retos artísticos.