DESCRIPCIÓN
JUAN DE LA ABADÍA (documentado en Aragón en el último tercio del siglo XV).
“San Juan Bautista predicando”.
Óleo sobre madera.
Medidas: 111 x 69 cm.
En esta escena se representa a San Juan Bautista predicando en el desierto palestino. Según cuenta la leyenda evangélica, los habitantes de Judea acudían ante él para escucharlo y hacerse bautizar. Juan Bautista aparece representado con sus habituales tributos: va descalzo y cubre su cuerpo con la característica piel de camello. Los discípulos y oyentes intercambian impresiones entre ellos, mostrando diversidad de actitudes ante las palabras de Juan.
Pintor español perteneciente al estilo hispano-flamenco en Aragón. Documentado en Huesca, donde tiene abierto su taller entre 1469 y 1498 en que se sitúa la fecha de su muerte. A partir de 1489 colabora con él en el taller su hijo Juan de la Abadía "el Joven" e incluso los dos juntos llegan a contratar los retablos de Lastanosa (1490) y San Pedro de Biescas (1493). Gudiol establece la hipótesis de la formación catalana de Juan de la Abadía "el Viejo" y de su colaboración en algunos retablos barceloneses con Pedro García de Benabarre, con quien el estilo de Juan de la Abadía "el Viejo" muestra puntos de contacto, al igual que con el de Jaume Huguet. La etapa más conocida de su actividad corresponde a las dos últimas décadas de su vida, de las que se conserva un mayor número de obras documentadas, entre ellas los "retablos de Sorripas", de El Salvador de Broto, Huesca (Museo de Zaragoza) o de "Santa Catalina" de la iglesia de la Magdalena de Huesca (muy disperso). A esos últimos años corresponde también el "Retablo de Santo Domingo" de la ermita de Almudévar, Huesca (1490), que sirvió como punto de partida a Post en 1941 para designar a este pintor como Maestro de Almudévar, pocos años antes de que Ricardo del Arco diera a conocer su identidad en 1945. Desde las primeras obras documentadas en tierras oscenses, como el "Retablo de Santa Quiteria" de la iglesia del castillo de Alquézar, se puede constatar el interés que Juan de la Abadía tuvo en representar los plegados angulosos de las telas, mucho más duros en sus últimas obras, como también es más intenso el modelado. El pintor muestra a las figuras con un carácter un tanto rudo, aisladas y fuertemente modeladas, con sus rostros realistas dotados de gran expresividad. Obras suyas se conservan en el Museo del Prado.