DESCRIPCIÓN
Cabeza votiva; Etruria, siglo IV a.C.
Terracota.
Presenta leves desperfectos originados por el paso del tiempo.
Medidas: 23 x 19 x 12 cm.
Cabeza femenina de carácter votivo que mantiene la frontalidad habitual en algunas obras de arte etruscas y unos detalles que recuerdan ligeramente a trabajos griegos. Se trata de un ejemplo del arte escultórico de la cultura etrusca, que ya en la Antigüedad estaba rodeada por un aura de misterio; incluso sus contemporáneos griegos se sentían intrigados por el repentino surgimiento de ese pueblo como potencia marítima y comercial, por ese pueblo antiguo que, según Dionisio de Halicarnaso, “no se asemeja a ningún otro en su idioma y costumbres”. Si bien hay quien los considera como el pueblo que dio origen al Imperio Romano, hay otros expertos que dan más relevancia a las diferencias que existen entre ambos pueblos y los consideran meros vecinos o “conquistador y conquistado”, según la época en que se hable, reconociendo una fuerte influencia de algunos elementos de la cultura y del arte etruscos observados sobre los romanos. En todo caso, los etruscos fueron grandes artistas y artesanos, conocidos por lo que nos ha llegado de ellos: tumbas decoradas profusamente y muy llamativas, semejando hogares en algunos casos; esculturas en terracota que, al parecer, policromaban con tonos planos y vivos (similares a las obras egipcias antiguas), y utilizaban para decorar templos, como esculturas etc.; orfebrería, cerámica, etc.
El arte etrusco recibió desde sus inicios una importante influencia del griego, debido a la conexión cultural existente entre ambos pueblos a lo largo de la historia de la cultura etrusca. Este influjo se combinó con el de procedencia oriental y, a partir del siglo I a.C., con la influencia romana. No obstante, serán las tendencias asiática y griega las que determinen en mayor parte el desarrollo del arte etrusco. Sobre esta base se configurará un arte propio, marcado por el gusto por la estilización y por la vivacidad del cromatismo. Una de sus principales manifestaciones escultóricas será el retrato, que tendrá fundamentalmente una finalidad funeraria, dado que en la cultura etrusca los ritos y la iconografía fúnebres tendrán un papel clave. No obstante, también existen algunos ejemplos de retrato conmemorativo, como la cabeza de bronce de Lucio Juno Bruto (h. 300 a.C.), el legendario primer cónsul de la República Romana. El retrato etrusco no es una simple copia del griego, sino una creación original que combina serenidad y pasión, directo antecesor del retrato romano.