“Cristo crucificado” Escuela española, finales del s. XVI
Lote 35173445
Escuela española, finales del siglo XVI.
“Cristo crucificado”.
Marfil tallado.
Medidas: 104 x 48 x 15,5 cm.
Medidas de cabeza a pies: 55 cm.
La realización de la figura de Cristo en marfil cuenta con una larga tradición en la historia del arte. Por un lado, se trata de un material no
“Cristo crucificado”.
Marfil tallado.
Medidas: 104 x 48 x 15,5 cm.
Medidas de cabeza a pies: 55 cm.
La realización de la figura de Cristo en marfil cuenta con una larga tradición en la historia del arte. Por un lado, se trata de un material no
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DESCRIPCIÓN
Escuela española, finales del siglo XVI.
“Cristo crucificado”.
Marfil tallado.
Medidas: 104 x 48 x 15,5 cm.
Medidas de cabeza a pies: 55 cm.
La realización de la figura de Cristo en marfil cuenta con una larga tradición en la historia del arte. Por un lado, se trata de un material noble, de bello aspecto, con un tono claro muy apropiado para imitar las carnaciones. Por otro, su color y su textura lo hacen similar al mármol, un material que, por su peso y propiedades, no se puede utilizar para la figura del crucificado, que debe clavarse en una cruz. En este caso la cruz de madera ofrece una imagen muy naturalista y expresiva, potenciada por el contraste de color y textura de los dos materiales. Por otra parte, a partir de la segunda mitad del siglo XVI la producción de pequeña escultura en marfil vive una época dorada. La demanda aumenta considerablemente, en parte debido a la predilección de los coleccionistas por los objetos preciosos de pequeño tamaño. Este auge del marfil se mantiene hasta mediados del siglo XVIII, cuando empieza a ser sustituido por la nueva moda de la porcelana. Esta pieza se ha trabajado enteramente de una sola pieza de marfil, con excepción hecha de los brazos, que por las limitaciones que presenta la forma del colmillo de elefante se han trabajado aparte y ensamblado después.
La imagen representa a Cristo, con una anatomía sufriente la cabeza apoyada sobre uno de sus hombros. El rostro muy expresivo presenta los ojos y la boca muy abierta s. Se trata de un momento indudablemente dramático, y escenográfico como es el instante previo a la muerte, en el cual Jesús alza los ojos hacia el cielo, con gesto desesperado. Este momento de agonía, será el preferido ya en el pleno barroco mientras que ahora, en un momento aún temprano de transición. No obstante, vemos ya una anatomía que, aunque clásica, es evidentemente sufriente; un torso delgado, con las costillas y el esternón claramente marcados, las venas de los brazos hinchadas, etc. Son rasgos minuciosamente tallados, con gran detalle, revelando el afán naturalista que será propio del arte de la Contrarreforma. Asimismo, mientras que el paño de pureza sigue siendo pequeño, de pliegues aún bastante planos en comparación con los amplios plegados del pleno barroco.
“Cristo crucificado”.
Marfil tallado.
Medidas: 104 x 48 x 15,5 cm.
Medidas de cabeza a pies: 55 cm.
La realización de la figura de Cristo en marfil cuenta con una larga tradición en la historia del arte. Por un lado, se trata de un material noble, de bello aspecto, con un tono claro muy apropiado para imitar las carnaciones. Por otro, su color y su textura lo hacen similar al mármol, un material que, por su peso y propiedades, no se puede utilizar para la figura del crucificado, que debe clavarse en una cruz. En este caso la cruz de madera ofrece una imagen muy naturalista y expresiva, potenciada por el contraste de color y textura de los dos materiales. Por otra parte, a partir de la segunda mitad del siglo XVI la producción de pequeña escultura en marfil vive una época dorada. La demanda aumenta considerablemente, en parte debido a la predilección de los coleccionistas por los objetos preciosos de pequeño tamaño. Este auge del marfil se mantiene hasta mediados del siglo XVIII, cuando empieza a ser sustituido por la nueva moda de la porcelana. Esta pieza se ha trabajado enteramente de una sola pieza de marfil, con excepción hecha de los brazos, que por las limitaciones que presenta la forma del colmillo de elefante se han trabajado aparte y ensamblado después.
La imagen representa a Cristo, con una anatomía sufriente la cabeza apoyada sobre uno de sus hombros. El rostro muy expresivo presenta los ojos y la boca muy abierta s. Se trata de un momento indudablemente dramático, y escenográfico como es el instante previo a la muerte, en el cual Jesús alza los ojos hacia el cielo, con gesto desesperado. Este momento de agonía, será el preferido ya en el pleno barroco mientras que ahora, en un momento aún temprano de transición. No obstante, vemos ya una anatomía que, aunque clásica, es evidentemente sufriente; un torso delgado, con las costillas y el esternón claramente marcados, las venas de los brazos hinchadas, etc. Son rasgos minuciosamente tallados, con gran detalle, revelando el afán naturalista que será propio del arte de la Contrarreforma. Asimismo, mientras que el paño de pureza sigue siendo pequeño, de pliegues aún bastante planos en comparación con los amplios plegados del pleno barroco.
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