3 botellas de Flor de Pingus 2000 de Bodega Dominio de Pingus. Valladolid, Ribera del Duero, España.
Vino tinto. 75 cl.
Las imágenes de cada lote son las imágenes reales del objeto y, por tanto, forman parte de la catalogación. Así, el comprador acepta que el estado de los vinos, tanto en lo que se refiere al nivel como a las etiquetas, se muestra en las imágenes y/o en la catalogación, y que el contenido y la fragilidad del corcho y del precinto no son responsabilidad de Setdart Subastas.
Elaborado con uva 100% Tinto fino (tempranillo). Es un vino tinto armonioso, intenso, freso y elegante que ya ha causado un gran revuelo en el mundo enológico, convirtiéndose en uno de los grandes vinos de la denominación Ribera del Duero y de los más cotizados.
Flor de Pingus es considerado el hermano pequeño del mítico Pingus.
Dominio de Pingus es una pequeña bodega ubicada a treinta kilómetros de Roa, en la provincia de Burgos. Allí se elaboran los vinos más buscados de España, y posiblemente del mundo entero. Su pequeña producción lo convierte en uno de los vinos más escasos y exclusivos de España. Su propietario y creador es Peter Sisseck, un ingeniero agrónomo y enólogo nacido en 1962 en Copenhague y afincado en España desde 1990. En 1995 creó su bodega siguiendo un concepto artesanal, con unas pocas hileras de barricas nuevas, una rudimentaria prensa, algunas tinas de madera y depósitos de acero. No obstante, la elaboración artesanal y la baja producción le permitieron esmerarse en la gran calidad del producto final. El secreto de estos vinos se encuentra en las viñas viejas de Tinto Fino que se cultivan en tan sólo cinco hectáreas, en una selección muy controlada. El despalillado se realiza de forma manual, con paciencia, desgranando las uvas más maduras de cada racimo. La posterior fermentación es completamente natural, lo que mantiene mejor la pigmentación y permite que el vino conserve su aroma y sabor afrutado. El proceso de maceración y fermentación dura unos veinte días, y luego el vino pasa a las barricas para su fermentación maloláctica. Se deja entonces reposar el vino entre veinte y veintitrés meses sin trasegar, hasta un mes antes del embotellado, cuando se eliminan las lías para que el vino quede completamente limpio. Tampoco se filtra ni clarifica, para respetar al máximo sus cualidades naturales.