Escuela italiana; siglos XVIII.
“La Asunción de la Virgen”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta daños provocados por xilófagos.
Medidas: 76 x 38 cm; 84 x 47 cm (marco).
En esta obra que sigue el modelo de Tiziano que se encuentra en la Basílica de Santa María dei Frari, Venecia, se muestra la Asunción de la Virgen, llevada en cuerpo y alma al Cielo de un modo triunfal y escenográfico. Detrás de ella se abre la Gloria, representada por la dorada luz divina, un elaborado rompimiento en cuyos márgenes vemos multitud de ángeles en distintas posiciones, unos mirando a la tierra y otros hacia lo alto. En el plano terrenal, claramente diferenciado del celestial, se acumulan los apostoles. Se trata de los apóstoles que, habiendo presenciado la muerte de María, quedan maravillados ante su Asunción. Algunos aparecen representados de espaldas, cerrando una composición circular definida, clásica y ordenada pese al aparente amontonamiento de los personajes en favor de la teatralidad y, ante todo, del dinamismo de la escena. La mayoría de los personajes aparecen mirando hacia el cielo, con las manos alzadas expresando tanto sorpresa como veneración, aspecto de hábil narratividad. Vemos cómo María no asciende al cielo por sus propios medios, como Cristo, sino que es elevada al Paraíso por los ángeles. Como acostumbra a representar el arte de Occidente, el artista plasma su Asunción corporal fuera de la tumba donde los apóstoles la habían sepultado.
La expresión Asunción es significativa: se opone a la Ascensión, como lo pasivo a lo activo. Es decir, María no asciende al cielo por sus propios medios, como Cristo, sino que es elevada al Paraíso por los ángeles. El arte bizantino representa la Asunción del alma de la Virgen, recogida por Cristo en su lecho de muerte. En cambio, el arte de Occidente plasma su Asunción corporal fuera de la tumba donde los apóstoles la habían sepultado. Por lo tanto, debe distinguirse en la iconografía la Asunción del alma de la Virgen en forma de niña y la Asunción de su cuerpo glorioso, siendo la segunda la aquí representada. El modelo europeo presenta a María en actitud orante, con las manos unidas, rodeada de luz dorada, llevada por ángeles y dejando la tumba abierta a sus pies, que puede aparecer vacía o llena de lirios y rosas. A causa de una confusión iconográfica, la Asunción perderá su carácter original para convertirse en Ascensión. Esta transformación se consumó en el arte italiano del siglo XVI, y progresivamente se extendió por el resto de Europa. Sin embargo, esta nueva fórmula no eliminó a la antigua, de la que encontramos ejemplos en el siglo XVII. Esta pintura destaca por un interés del artista en lo plástico basado en su factura y el cromatismo.