JOAN MIRÓ I FERRÁ (Barcelona, 1893 – Palma de Mallorca, 1983).
"Danseuse", 1919.
Lápiz sobre papel.
Procedencia: colección Henriette & André Gompes.
Firmado y fechado.
Adjunta certificado de ADOM.
Medidas: 18 x 16 cm.
Este dibujo que Joan Miró realizó en 1919 mostrando una bailarina con pandereta es una obra valiosa, por su rareza, una temática y tratamiento poco usual en la trayectoria artística del pintor catalán. La obra se enmarca en la etapa inicial de Miró, cuando aún estaba explorando el lenguaje figurativo antes de adentrarse en el surrealismo. El dibujo muestra su interés por capturar la figura humana con líneas claras y proporciones armoniosas. En él ya se intuye una purificación esencialista de las formas. La representación de una bailarina con traje costumbrista y pandereta refleja un interés en temas tradicionales, vinculados a la cultura popular, que también aparecerían en un lenguaje más estilizado en obras posteriores.
Joan Miró se forma en Barcelona, entre la Escuela de la Lonja y la Academia Galí. Ya en la temprana fecha de 1918 realiza su primera exposición, en las Galerías Dalmau de Barcelona. En 1920 se traslada a París y se encuentra con Picasso, Raynal, Max Jacob, Tzara y los dadaístas. Allí, bajo la influencia de los poetas y pintores surrealistas, va madurando su estilo; trata de trasponer a lo visual la poesía surrealista, basándose en la memoria, la fantasía y lo irracional. Desde este momento su estilo inicia una evolución que le lleva a obras más etéreas, en las que las formas y las figuras orgánicas se reducen a puntos, líneas y manchas de color abstractos. En 1924 firma el primer manifiesto surrealista, aunque la evolución de su obra, demasiado compleja, no permite adscribirle a ninguna ortodoxia determinada. Su tercera exposición en París, en 1928, supone su primer gran triunfo: el Museo de Arte Moderno de Nueva York adquiere dos obras suyas. Regresa a España en 1941, y ese mismo año dicho museo le dedica una retrospectiva que supondrá su definitiva consagración internacional. Durante la década de los cincuenta experimentó con otros medios artísticos, como el grabado, la litografía y la cerámica. Desde 1956 y hasta su muerte, en 1983, reside en Palma de Mallorca en una suerte de exilio interior, mientras crece su fama internacional. A lo largo de su vida recibió numerosos premios, como los Grandes Premios de la Bienal de Venecia de 1954 y de la Fundación Guggenheim en 1959, el Carnegie de Pintura en 1966, las Medallas de Oro de la Generalitat de Cataluña (1978) y de las Bellas Artes (1980), y fue nombrado Doctor Honoris Causa por las universidades de Harvard y Barcelona. En la actualidad su producción puede contemplarse en la Fundación Joan Miró de Barcelona, inaugurada en 1975, así como en los principales museos de arte contemporáneo de todo el mundo, como el Thyssen-Bornemisza, el MoMA de Nueva York, el Museo Reina Sofía de Madrid, la National Gallery de Washington, el MNAM de París o la Albright-Knox Art Gallery de Buffalo.