Reloj Luis XVI; Francia, c. 1780.
Bronce dorado al mercurio, bronce patinado, porcelana esmaltada y mármol blanco.
Posee suspensión en hilo de seda.
Presenta leves manchas de óxido.
Conserva péndulo y llave.
Firmado Le Roig a Paris.
Medidas: 41,5 x 40,5 x 15 cm.
Este reloj de sobremesa cuenta con un basamento en mármol ornamentado con relieves florales, espigas y angelitos alados, sobre el que apoya el reloj propiamente dicho. La estructura se apoya sobre cuatro pequeñas patas tipo esfera. Apoyado en este reloj se alza un bello grupo escultórico realizado en bronce pavonado, protagonizada por Cupido sobre una nube que ruega a Venus que regrese. El decorativismo de la pieza se ve acrecentado por el bello trabajo del bronce dorado, así como por las formas florales que completan la composición. Formalmente, destaca la figuración directamente inspirada en la plástica clásica antigua, referencia constante en las artes de este periodo.
Los relojes de bronce de sobremesa del siglo XIX fueron piezas clave en la decoración y el diseño de interiores, además de símbolos de estatus social y refinamiento. Elaborados con gran detalle y a menudo adornados con motivos artísticos, estos relojes no solo servían para medir el tiempo, sino que también reflejaban los avances técnicos y el gusto por la artesanía fina de la época. El bronce, un material duradero y estéticamente apreciado, permitía la creación de formas complejas y elegantes, integrando estilos como el neoclásico o el rococó, lo que los convertía en objetos altamente valorados en las residencias de la alta sociedad.