Reloj Napoleón III; Francia, tercer cuarto del siglo XIX.
Bronce dorado, mármol blanco y porcelana esmaltada.
Posee suspensión Brocot.
Conserva péndulo y llave.
Presenta algún leve piquete.
Firmado Bouron y Dalvergue fabricante de bronces.
Medidas: 55,5 x 43 x 17 cm.
Reloj de sobremesa de concepción escultórica que se asienta sobre cuatro patas de bola achaflanadas, ricamente ornamentadas. Las patas realizadas en bronce dan paso a la base de mármol que presenta un díselo rectangular de perfil adelantado en el área central. Posteriormente el cuerpo de forma trapezoidal también es de mármol blanco, aunque sobre puesto presenta una estructura de bronce adoptando con motivos vegetales y geométricos. La base que es de carácter escalonado posee en la zona inferior dos amorcillos de bronce en bulto redondo que flanquean la esfera del reloj. Esta que se dispone en un plano más elevado respecto a las figuras posee una gran ornamentación en bronce dorado, apoyándose en una gran guirnalda en la zona inferior y rematado en la zona superior con un jarrón adornado con un bouquet de flores.
Los relojes de bronce de sobremesa del siglo XIX fueron piezas clave en la decoración y el diseño de interiores, además de símbolos de estatus social y refinamiento. Elaborados con gran detalle y a menudo adornados con motivos artísticos, estos relojes no solo servían para medir el tiempo, sino que también reflejaban los avances técnicos y el gusto por la artesanía fina de la época. El bronce, un material duradero y estéticamente apreciado, permitía la creación de formas complejas y elegantes, integrando estilos como el neoclásico o el rococó, lo que los convertía en objetos altamente valorados en las residencias de la alta sociedad.