Reloj Imperio. Francia, c. 1810
Bronce dorado al mercurio y porcelana esmaltada. Esfera de porcelana pintada a mano, esmaltada.
Con suspensión del péndulo en hilo de seda
Firmado “Mme Gentilhomme / Palais Royal à Paris / C.P.” (Louise Admirat: 1759-Paris 1829)
Conserva péndulo y llave
Presenta mecanismo de sonería en peana de madera
Medidas: 49 x 37 x 16 cm; 7,5 x 46 x 22 cm.
Reloj de bronce dorado francés del siglo XIX. Este reloj presenta una figura mitológica de Hércules inspirada en la famosa escultura de Hércules Farnesio. El reloj, conocido en varias versiones con pequeñas variaciones se inspira en el Hércules Farnesio, bien conocido en Francia por los calcos realizados para reyes y academias tanto en Roma como en París. Sobre todo, una copia de tamaño natural había sido colocada por el arquitecto Le Notre en el jardín de Vaux-le-Vicomte (el castillo que Nicolas Fouquet, ministro de Luis XIV, había hecho construir en 1654).
Sin embargo, esta escultura de bronce dorado sólo se hace eco del Hércules Farnesio en el aspecto pensativo del héroe y en una postura idéntica de las piernas; Hércules se apoya en el garrote con la mano derecha, mientras que con la izquierda, apoyada en un gran tronco de árbol, sostendría en origen las tres manzanas de oro. En la escultura Farnesio, en cambio, la mano derecha está girada hacia la espalda y la izquierda cuelga a lo largo del garrote y de la piel de león sobre la que se apoya el héroe. Además, el Hércules Farnesio está completamente desnudo, mientras que la escultura del reloj, seguramente por una cuestión de moralismo burgués, está envuelto en la piel del león. Este tipo de iconografía, caracterizada por el garrote utilizado como bastón, es peculiar de otras imágenes hercúleas que no fueron especialmente famosas en la época de la Restauración, a la que se remonta el reloj. El reloj está adornado con numerosos atributos «hercúleos», como la piel del león de Nemea entre el arco y la flecha y las serpientes entrelazadas que aluden a la primera hazaña del héroe que, estando aún en la cuna, ahogó dos serpientes que le envió su eterna enemiga Juno.