Escuela española, siglo XVII.
En plata con peana de metacrilato.
Peso: 184 g.
Medidas: 22 x 14,50 cm., 26 x 14,50 cm.
Esta laboriosa cruz, datada en la primera mitad del siglo XVII, ha sido enteramente trabajada en plata repujada, un material muy utilizado para esta tipología de objetos. Se trata de una cruz de gran riqueza, profusamente adornada con querubines repujados en los brazos de la cruz. Preside su centro la figura de de la Virgen con el niño, motivo de carácter especial y poco convencional, ya que en la mayoría de ocasiones lo que preside la cruz es el cristo crucificando.
Durante el románico y el gótico lo más frecuente fue la concepción escultórica como parte de la arquitectura. Sin embargo, también existieron ejemplos de escultura exenta, como las cruces procesionales o para capillas privadas, las cuales presidían los ritos religiosos. Fue una tipología de objeto muy utilizada desde el siglo IV. Antes del siglo VIII, las cruces colgaban de los altares, sin embargo, esta disposición variaría, siendo colocadas sobre una punta o espigón inferior del altar. Las cruces son las piezas más importantes del ajuar eclesiástico, por lo normal en número de una por parroquia.