ISADORA WILLSON (Santiago de Chile, 1984).
“Broadway” (serie Bushwick nights), 2014.
Óleo sobre tela.
Se adjunta certificado de autenticidad.
Serie exhibida en Nueva York durante su residencia artística en The Hollows Nov-Dic.2014.
Medidas: 74 x 74 cm.
Isadora Willson Gazmuri estudió Artes Visuales en la Universidad de Chile, licenciándose después en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona (2007). Cursó Fotografía de Autor en el Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya. Su obra pictórica y sus acciones en el espacio público "se basan en la interacción del sujeto con el entorno, entendiendo que la identidad del individuo como las relaciones que construye con los otros se ven influidas por el espacio en el que habitamos y las características de los lugares en que nos desenvolvemos. Me interesa la percepción del espacio, la posibilidad de una nueva comprensión de él y la representación de los diferentes vínculos que establecemos con el lugar". Ha celebrado muestras individuales en C.C. Santa Eugénia, Girona (2011), Casa Elizalde de Barcelona (2010), Sala RAI de Barcelona (2009), entre otras. Ha participado en colectivas en la galería Olimpia de Bcn (2013), Galería Balmaceda Arte Joven. Santiago de Chile (2012), Centro Cultural Universidad de Antioquia. Medellín (2012), Poble Espanyol Barcelona (2011), Galería Amber Art (2011), Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile, entre otras. Seleccionada para la Convocatoria Sala d’Art Jove 2013. Proyecto Atlas. Barcelona; Fondo nacional desarrollo cultural y las artes. Apoyo intercambio regional. Chile (2012); workshop en DOCUMENTA13 Kassel (2012); Finalista Premio Bancaja de Pintura 2011; Mención de Honor Premio Internacional de Pintura Miquel Viladrich 2011; Subvención Fundació Ramón Llull 2012 para exposición en Medellín, entre otros premios y reconocimientos. Fiel a sus indagaciones sobre la memoria vinculada a un lugar, sobre la traducción visual de imágenes residuales, de impresiones cognitivas..., en “Bushwick nights” Isadora Willson muestra el resultado de sus rondas nocturnas por rincones neoyorquinos que exhalan un aura indómita que pronto quedará eclipsada por el avance de la gentrificación. Estas pinturas son una especie de despedida del sosiego que aún impregnan algunas calles de Brooklyn, donde el alumbrado tiñe de ámbar el hormigón y el hierro de las estaciones abandonadas, de modo que adquieren el tono sepia de una fotografía de época.