MATÍAS PALAU FERRÉ (Montblanc, 1921–2000).
"Retrato femenino".
Óleo sobre tabla.
Firmado en el margen superior derecho.
Medidas: 92 x 73 cm; 116 x 96,5 cm (marco).
En esta obra, Palau Ferré condensa la ternura íntima de la infancia en una imagen depurada, donde la forma se reduce a su esencia y el color vibra por su intensidad contrastada. La figura, una niña de cuello alargado y rostro ovalado, evoca las estilizaciones manieristas tanto como ciertos ecos picassianos, pero derivando hacia un surrealismo de cariz mágico. Los grandes ojos verdes de la niña son espejos abiertos hacia un mundo interior contemplativo. La paloma, símbolo de paz y de promesa, deviene un contrapeso metafórica de la figura humana, enmarcada por el alféizar de una ventana, espacio que insinúa una transición entre el mundo onírico y el mundo real. La obra destila el estilo característico de Farré: poscubismo lírico, en el que la geometría no es dura ni intelectual, sino orgánica y emocional, y el color funciona como portador de afectos. El dibujo sintetiza y estructura, mientras los planos cromáticos construyen la figura con gran economía de medios. La luz parece iluminar a la niña desde dentro, sumiéndola en un aura de quietud introspectiva, recortada sobre un fondo negro.
Palau Ferré cursó estudios en la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge, Barcelona y se trasladó a París en 1957 donde fue uno de los discípulos de Pablo Picasso. Empezó con algunas obras de inspiración cubista en lienzos al óleo. Con el paso de los años también hizo algo de cerámica y algunas esculturas. Después de llegar a la fama en España realizó exposiciones en varios países extranjeros, incluyendo Francia, el Reino Unido y los EE. UU.. Sus obras más importantes son Mujer y luna, Montblanch y Guer-Blanc. Palau Ferré alcanzó notoriedad debido a sus cambios repentinos de humor que le llevaron a quemar sus lienzos al óleo en 1974 después de una querella que tuvo con un galerista. Como protesta contra lo que el definía como "prostitución del arte", siguió quemando de manera sistemática todas las obras al óleo suyas que se pusieron a su alcance durante un periodo de unos veinte años. Normalmente esparcía las cenizas de sus cuadros ceremonialmente en el río Francolí de su tierra natal, pero algunas de las cenizas de sus lienzos fueron guardadas y pasaron a formar parte de una exposición artística en Pensilvania, EE. UU.1 Su prolongada protesta le llevó a dejar de pintar lienzos al óleo y a prohibir que los pocos que sobrevivieron fueran expuestos hasta 1989. En su última fase artística pintó solamente en tinta china sobre papel grueso siguiendo una técnica de su propia invención. Siempre firmaba sus obras con sus dos apellidos "Palau Ferré". Palau Ferré falleció el 1 de enero de 2000 en Montblanch y el ayuntamiento de esa villa puso su nombre a una calle ese mismo año. Meses después se inauguró el Museo de Arte Palau Ferré en el que se exponen algunas de sus obras, incluyendo algunos raros lienzos que se salvaron de la quema.