PETER CHEVALIER (Karlsruhe,1953)
Sin título.
Óleo sobre madera.
Firmado y fechado al dorso.
Medidas: 182 x 52 cm.
Los primeros trabajos de Chevalier están teñidos de una cualidad metafísica en sus composiciones. Elementos semifigurativos (casas, planos, muñones de pilares, bombillas, huesos, etc.) son deconstruidos y posteriormente reensamblados en collages desproporcionados y a escala inadecuada. Su enfoque, alineado con la tendencia postminimalista hacia el redescubrimiento del medio pictórico, contrasta intencionadamente con el método conceptualista entonces dominante. Neoexpresionista durante la mayor parte de su carrera, Chevalier tomó prestadas las insistentes líneas oscuras de sus predecesores de antes de la guerra, los colores vibrantes de sus homólogos estadounidenses y los motivos futuristas de sus vecinos italianos, todo ello manteniéndose fiel a la tradición académica de la pintura al óleo. A finales de los ochenta y principios de los noventa aparecieron temas más explícitamente figurativos, de naturaleza más táctil y orgánica. Con la vuelta a la realidad llegó la tristeza y la melancolía, y los temas y su tratamiento se volvieron más sombríos. Curiosamente, Chevalier viajó hacia atrás en el tiempo, tomando prestadas claves metodológicas del surrealismo de vanguardia. Este enfoque anacrónico se explica por la proximidad de Alemania a la cuna del surrealismo, Francia, y la represión del movimiento por la propaganda nacionalsocialista. Del movimiento moderno, Chevalier ha tomado prestada la falta de planificación y la estrategia improvisada e indefinida, que dan lugar a creaciones intuitivas e imprevisibles guiadas por el subconsciente del artista. Chevalier vive y trabaja en Berlín y Stuttgart.