JOSÉ MARÍA SICILIA (Madrid, 1954).
Sin título, 1997.
Técnica mixta (óleo, cera de abeja y collage) en papel.
Procedencia: Joseph Helman Gallery.
Medidas: 46 x 33 cm.; 58 x 49 cm. (marco).
La cera supuso para Sicilia un medio expresivo tan válido como el pigmento. A menudo combinaba sus texturas para vehicular reflexiones poéticas, como en esta flor. Aquí, el blanco del fondo da lugar a un espacio ingrávido en el que emerge la flor de intensos pétalos iridiscentes y carmesíes. Sus temas eran la fugacidad de la vida, de la belleza y de la memoria.
Sicilia inicia sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, aunque en 1980 los abandona y se traslada a vivir a París. Dos años más tarde presentará su primera muestra individual, en un estilo en la línea del neoexpresionismo de moda entonces en Europa. Será a mediados de los ochenta cuando su obra alcance una gran proyección nacional e internacional. En 1986 presenta en la galería Blum Helman de Nueva York un conjunto de obras que evidencia una fuerte depuración del estilo anterior, hacia una pintura abstracta en la que progresivamente irá eliminando cualquier referencia formal. En los años noventa esta estética reduccionista afectará a la gama cromática, quedando las formas sugeridas por el reflejo que la luz ejerce sobre la superficie. Un nuevo tratamiento matérico de sutil resonancia poética, a base de ceras que dejan transparentar levemente temas florales, trae de nuevo el color a una obra ya plenamente consagrada. José María Sicilia cuenta con el Premio Nacional de Artes Plásticas (1989), y está representado en el Museo Reina Sofía de Madrid, el MOMA y el Guggenheim de Nueva York y el CAPC de Burdeos, entre muchos otros centros de arte y museos.