JOSÉ MANUEL BROTO (Zaragoza, 1949).
Sin título, 1986.
Acrílico sobre lienzo.
Firmado, fechado y localizado (París) al dorso.
Medidas: 95 x 130 cm; 97 x 132 cm (marco).
Con una imagen de carácter gestual, el autor, no se limita a una composición sino que va más allá, indicando al espectador que se trata de formas, de ideas o de sugestiones que traspasan las fronteras de lo puramente pictórico, un trazo gestual asociado al color como valor plástico sustancia. A finales de los años ochenta, la obra de Broto se caracterizó por su preferencia por grandes formatos, en los que pone a dialogar formas difusas y orgánicas con elementos geométricos como se puede apreciar en esta obra donde distintos elementos pareen cohabitar en un espacio indeterminado e inconcreto.
Pintor aragonés enmarcado dentro nueva abstracción de los años setenta, siendo considerado como una de las figuras más significativas de la pintura española contemporánea. José Manuel Broto estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, y expuso su obra por primera vez en 1968, mostrando un estilo en línea con el constructivismo. En 1972 se traslada a Barcelona, donde fundó el grupo Trama. No obstante, tras la disolución del grupo, Broto se adentra en un lenguaje cercano al expresionismo abstracto, que incorpora a su obra un paisaje de naturaleza primitiva. Mostrará estas nuevas obras en su primera exposición individual en París, celebrada en 1984 en la galería Adrien Maeght. Desde 1985 vive y trabaja en París. Instalado en París, enseguida supera la etapa denominada “impresionismo abstracto” de comienzos de los ochenta y se libera de los elementos que, tras su viaje a Italia (1982), se suman a su repertorio iconográfico y cromático, lo que da lugar a una serie de pinturas de marcado tono romántico. Tras diez años en la capital francesa, durante los cuales coincide con otros artistas españoles como Barceló, Campano o Sicilia, se traslada a Mallorca. Con el uso de los grandes formatos, el siguiente paso en su trabajo es la recuperación de una abstracción de fuerte contenido cromático y el avance en la definición espacial en sus lienzos, como muestran Capricho (1987) o La misión (1988). Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas (1995), en 1997 se le concedió el Premio ARCO de la Asociación de Críticos, y en 2003 el Premio Aragón Goya de Grabado. En 1995 el Museo Reina Sofía de Madrid le dedicó una muestra retrospectiva. Está actualmente representado en el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, el FRAC (Midi-Pyrénées, Francia), la colección Chase Manhattan Bank de Nueva York, la Fundación Juan March, el Reina Sofía, el Metropolitan de Nueva York, el Fond National d’Art Contemporain de París, la Colección Kampo de Tokio, la Fundación Tàpies de Barcelona, la DOVE Collection de Zurich, el Ateneum de Helsinki, la Fundación Peter Stuyvesant de Ámsterdam, la Maeght de Francia, la de La Caixa en Barcelona, la Preussag de Hanover y el IVAM de Valencia.