Escuela inglesa de la primera mitad del siglo XIX.
El caballo “Attila” y su jinete, William Scott.
Óleo sobre lienzo.
Firmado T. Smythe.Con la inscripción: “Attila winner of Derby 1842”, en la zona inferior.
Medidas: 43’5 x 53’5 cm.; 56’5 x 66’5 cm. (marco).
El nivel que había alcanzado la especialización y estimación profesional de los "pintores de caballos" desde el Renacimiento queda reflejada en la novela picaresca Guzmán de Alfarache (1599), por ejemplo, donde se relata la competición entre dos de ellos por crear la obra más fiel y realista posible. Lo cierto, sin embargo, es que fue un género especialmente importante en Inglaterra, debido a la gran tradición de sus competiciones. Los ingleses apreciaron enormemente la representación naturalista de los animales y las obras se convirtieron, así, en verdaderos retratos de estos héroes de las carreras que congregaban (y congregan) a la monarquía y la aristocracia británicas.
Esta pintura representa a “Attila”, el caballo ganador de las míticas carreras del circuito de Derby del año 1842, junto a su jinete, William Scott. El animal, resuelto con una notable exactitud anatómica, se recorta contra un amplio y sintético paisaje, de horizonte muy bajo, que contribuye a resaltar la figura del caballo.