Escuela española; siglo XIX.
“Virgen de la Soledad”.
Óleo sobre lienzo.
Conserva marco de época con faltas.
Medidas: 89 x 67 cm; 105 x 82 cm (marco).
Nuestra Señora de la Soledad es una variante de advocación de la Virgen María del título de Nuestra Señora de los Dolores. Aunque el modelo instituido por Gaspar Becerra en su Virgen de la Soledad del convento de la Victoria diera lugar a una iconografía característica y "singularmente española" de esta advocación que se extendió por todo el orbe cristiano, tiene sus raíces en la difusión por toda Europa, gracias sobre todo a los Servitas, del culto a Nuestra Señora de los Dolores, ya que la Soledad de María es el último de los Siete Dolores de la Virgen María. La Virgen de la Paloma es una advocación mariana propia de la ciudad de Madrid, y su imagen se encuentra en el centro del retablo de la parroquia de la Virgen de la Paloma y de San Pedro el Real. Según el informe escrito en 1791 por el alcalde de Madrid, el marqués de Casa García Postigo, el lienzo, una representación de Nuestra Señora de la Soledad, fue hallado o regalado a unos niños en un solar contiguo a la calle de la Paloma, en 1787. La obra fue entonces recuperada por Isabel Tintero, quien la limpió y enmarcó, colocándola en el portal de su casa. Se le atribuyeron pronto varios milagros a la imagen, por lo que su culto se extendió rápidamente, y en 1795 se construyó una capilla para albergarla. La que aquí presentamos es una copia aunque parcial, ya que en este caso muestra a María en un fondo neutro con gesto de dolor, ornada con una corona de plata.