Escuela española; finales del siglo XIX.
“Inmaculada Concepción”.
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 81 x 50 cm; 91 x 61 cm (marco).
María vestida de blanco y azul (símbolos de pureza y de los conceptos de verdad y eternidad, respectivamente), aparece rodeada de ángeles niños, que han sido diestramente modelados en la zona superior, flanqueando el rostro de María. El manto de la Virgen se drapea en un juego del que participa también el largo cabello ondulado y sedoso. El Espíritu Santo ha sido obviado, pero el movimiento ascensional de la figura queda plasmado por los sutiles virajes cromáticos. La media luna alude a la castidad de Diana. Se conjuga la iconografía mariana de la Asunción y la Inmaculada. Esta nueva concepción se convierte durante el barroco andaluz en la más pura fórmula de representación de la gloria de María.