Escuela francesa del siglo XIX.
“Paisaje” y “Marina”.
Pareja de óleos sobre lienzo adherido a tabla.
Firmados “Brun” en el ángulo inferior derecho.
Los marcos dorados presentan algunas faltas de policromía.
Medidas: 15 x 20 cm; 33 x 38 cm (marco).
Desde las pinturas rupestres hasta el siglo XVIII, la naturaleza aparecía muy pocas veces en las obras pictóricas como paisaje valorable por sí mismo. Se atribuye a los artistas chinos, a partir del siglo V, el mérito de 'descubrir' el paisaje como elemento pictórico, por influencia del budismo y su concepción de la naturaleza. En Europa sin embargo el protagonismo del paisaje no aparece hasta el Renacimiento, aumentando progresivamente su presencia en las obras de arte y convirtiéndose en objeto de interés por sí mismo y no como fondo de una composición religiosa o de un retrato. Pero no ganó categoría de género pictórico hasta el siglo XVII en Holanda, país que desarrolló una importante escuela paisajística. En el siglo XIX, el ejemplo holandés se universaliza, convertido en uno de los objetivos del realismo pictórico, y en especial en Francia a través de la Escuela de Barbizon y el plenairismo. Este nuevo interés por plasmar un instante fugaz de luz o una anécdota, en plena naturaleza, impulsó el uso de técnicas como la acuarela, con una mayor rapidez de ejecución, y la pincelada suelta en busca de conseguir una impresión más que un dibujo, una de las claves del impresionismo.