Escuela española; siglo XIX.
“Alegoría”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta firma ilegible.
Medidas: 29,5 x 22 cm; 32,5 x 25 cm (marco).
El artista nos introduce con esta obra en el taller de un pintor. El artista se presenta ante el espectador detrás de su obra, de la cual no podemos apreciar nada más que el bastidor y la trasera del lienzo. Sentado de un modo tranquilo y relajado el artista ha interrumpido su labor artística y gira su rostro hacia un esqueleto que apoya una de sus manos huesudas sobre el hombro del protagonista, en alusión a la fugacidad de la vida.
Durante el siglo XIX, la proliferación de retratos que capturaban los estudios de artistas reflejaba un interés renovado por el espacio creativo como un universo íntimo y revelador. En un tiempo marcado por el auge del Romanticismo y el Realismo, los estudios se convirtieron en escenarios cargados de simbolismo, donde la personalidad del creador y el acto artístico tomaban protagonismo. Pintores como Gustave Courbet o Édouard Manet retrataron estos espacios como una extensión de la identidad del artista, mostrando pinceles, caballetes y obras en proceso como testigos mudos de la lucha creativa. Esta tendencia también respondía a un público cada vez más fascinado por el genio artístico y su entorno, alimentando una curiosidad por lo que ocurría "detrás del lienzo", un deseo de entender el arte a través de la atmósfera en la que nacía.