Escuela francesa; c. 1820.
“Paisaje”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Presenta faltas.
Posee marco de época.
Medidas: 46,5 x 59,5 cm; 59 x 71 cm (marco).
Uno de los aspectos más radicales de la pintura romántica fue el intento de sustituir los grandes lienzos de tema histórico o religioso por el paisaje. Pretendían que el paisaje puro, casi sin figuras o totalmente carente de ellas, alcanzara la significación heroica de la pintura de historia. Se basaban en la idea de que el sentimiento humano y la naturaleza debían ser complementarios, uno reflejado en el otro. Es decir, el paisaje debía despertar emoción y transmitir ideas. Así, paisajistas como el autor de esta pintura trataron de expresar sus sentimientos a través del paisaje, en vez de imitarlo. El paisaje romántico tuvo dos vertientes principales: la dramática, de vistas turbulentas y fantásticas, y la naturalista, que enfatizaba imágenes de una naturaleza apacible y serena, como en este caso. Esta segunda concepción es la que vemos plasmada en esta obra; el pintor trata de comunicar una reverencia religiosa por el paisaje, la naturaleza en plenitud, libre de los elementos industriales de la vida moderna. De hecho, el propio uso que ha hecho aquí el autor de la luz transmite una atmósfera que de ensueño, que invita al espectador a meditar y a contemplarse a sí mismo en el paisaje. El paisaje romántico está constituido no obstante por manifestaciones de muy diverso tipo y no equiparables entre sí.