Escuela española, siglo XIX.
“Bodegón”.
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 49 x 72 cm; 64 x 87 cm (marco).
El bodegón que nos ocupa hunde sus raíces en la tradición bodegonista barroca. Nos encontramos frente a una abigarrada composición centrada en un espacio netamente acotado, en la que destaca el gusto ilusionista del pintor, quien superpone unos elementos sobre otros, creando así los típicos trampantojos barrocos. El autor de esta pintura se basa para su concepción y tratamiento en su conocimiento de la tradición española del género, que hunde sus raíces en los maestros del siglo XVII. De esta manera, evidencia el conocimiento sobrio y contenido de la tradición hispana. Como es habitual en el bodegón barroco, clave para el desarrollo del género en el siglo XIX, los frutos aparecen vivamente iluminados, destacados sobre un fondo oscuro y neutro que equilibra la composición y realza la corporeidad, la presencia física de las frutas y hortalizas.
La naturaleza muerta o el bodegón ocupaba el peldaño más bajo de la jerarquía de géneros propios de la historia del arte, sin embargo, fue volviéndose cada vez popular entre los compradores. Además del tema independiente de la naturaleza muerta, abocaba otros tipos temas de la pintura al utilizar elementos prominentes, generalmente simbólicos, e imágenes que se basaban en una multitud de elementos de la naturaleza aparentemente para reproducir una parte de la vida. El término apareció ya a finales del siglo XVI. Muy apreciada dentro del mercado del anticuariado, así como entre los coleccionistas y los historiadores del arte, la escuela bodegonista gozó de un espectacular desarrollo