ELISEO MEIFRÈN ROIG (Barcelona, 1857 – 1940).
“Alrededores de Manresa”.1936-39.
Óleo sobre lienzo.
Firmado.
Medidas: 62 x 50 cm; 75 x 63 cm (marco).
En sus paisajes, Meifrén lograba sugerir estados emocionales a través de una precisa captación atmosférica. En este cuadro, el amplio celaje favorecido por un punto de vista bajo se cubre de nubes cargadas de lluvia primaveral. El cielo proyecta sobre el río sus tonos argénteos. Árboles de larguísimos troncos desnudos crecen en la ribera, por donde pasea una campesina con dos ovejas. A lo lejos se recorta un caserío. La naturaleza, con una sinfonía cromática de verdes esmeralda, glaucos y terrosos, se expresa a sí misma, captada "a plein air" con una pincelada rauda y libérrima.
Discípulo de Antonio Caba en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, tras finalizar sus estudios pasa un tiempo en París, donde coincide con el inicio público del impresionismo y conoce la pintura a “plen air”. Regresa en 1879 a Barcelona y, ese mismo año, obtiene la medalla de oro en la Exposición Regional de Valencia. Al año siguiente debuta individualmente en la sala Parés de Barcelona, donde seguirá exponiendo con regularidad desde entonces. Formó parte del grupo de los modernistas, y frecuentó Els Quatre Gats. Aunque también se dedicó al retrato, Meifrèn fue eminentemente paisajista y marinista. Fue uno de los descubridores de las posibilidades pictóricas de Cadaqués, y también solía pintar los paisajes mallorquines (fue director de la Escuela de Bellas Artes de Palma). Realizó diversos viajes en busca de nuevos paisajes, sobre todo a Francia pero también a Canarias, Bélgica, Italia y Estados Unidos. Realizó exposiciones en Barcelona, Madrid (1881), Chicago (1893), París (1899), Bruselas (1910), Santiago de Chile (1910), Buenos Aires (1910), Ámsterdam (1912) y San Francisco (1915), entre otras muchas ciudades de todo el mundo. Su estilo partió del realismo detallista que dominaba a finales del XIX en la escuela catalana, para ir poco a poco evolucionando hacia el impresionismo, un lenguaje que no será del todo evidente en su obra hasta sus últimos años. A lo largo de su carrera obtuvo multitud de premios, entre los que destacan las primeras medallas en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid (1906) y en la de Barcelona (1896), el premio Nonell de la ciudad condal (1935), la medalla de bronce en la Exposición Universal de París (1888) y los grandes premios de las Exposiciones Internacionales de Buenos Aires (1910) y San Diego (1916). En 1952, el Ayuntamiento de Barcelona le dedicó una muestra retrospectiva, celebrada en el Palacio de la Virreina. Está representado en el Museo del Prado, el Nacional de Arte de Cataluña, el MACBA de Barcelona y el Thyssen-Bornemisza, entre muchos otros.