RAMÓN PARADA JUSTEL (Esgos, Orense, 1871-1902).
“Bodegón frente al puerto”.
Óleo sobre cobre.
Firmado en el ángulo superior derecho.
Medidas: 16 x 24 cm; 42 x 47 cm (marco).
El artista representa un bodegón constituido a base de alimentos marinos, entre los que se observa la presencia de peces, pulpos, langostas o conchas. Estratégicamente dispuestos en un primer plano, el bodegón se sitúa frente a un puerto marino, recurso utilizado por Parada para otorgar narratividad a la escena. De esta manera, frente al bodegón en primer término se abre un escenario profundo, abierto por el lado izquierdo en una vasta superficie de agua, mientras que en la parte derecha se presentan altas colinas coronadas por una edificación que bien podría tratarse de un castillo, a juzgar por sus alamedas. De esta manera, Parada Justel reinterpreta el género del bodegón, adaptándolo al entorno marino, buscando la máxima armonía entre los alimentos representados. Destaca, asimismo, el cuenco cobrizo en la parte inferior derecha de la composición, elemento que sirve al artista para recrearse en los distintos materiales, haciendo especial interés en la tonalidad y el brillo del metal. De esta manera, nos encontramos frente a una obra de pequeño formato de uno de los artistas más significativos de la plástica ourensana, una personalidad tremendamente relevante de la transición artística gallega del siglo XIX al XX.
Ramón Parada Justel se forma en la Escuela de San Fernando de Madrid, donde la impronta de Carlos de Haes será definitoria de su evolución. Amplía en Roma sus referencias estéticas, donde viaja gracias a una beca de la Diputación de Orense. Su corta vida transcurre entre su tierra natal y Madrid. Concurrió a diversas Exposiciones Nacionales y recaudó medallas de tercera clase en dos ocasiones, 1899 y 1901. Se le inscribe en el eclecticismo, al adoptar las más diversas técnicas y temáticas, estilo compartido con pintores gallegos de su generación como Jenaro Carrero o Joaquín Vaamonde. Justel será, junto a estos autores, uno de los integrantes de la mítica Xeracion Doente (Generación Doliente), denominación impulsada por Bello Piñeiro para definir al grupo de pintores que vivieron durante las tres últimas décadas del siglo XIX y que se convirtieron en un enlace entre la tradición pictórica decimonónica y la renovación artística que llegaría con el nuevo siglo. Su interés por el paisaje será una constante, que evoluciona del academicismo a un estilo libre y espontáneo, producto de la captación directa de la naturaleza. Sus manchas de color denotan un empaste ligero y una pincelada instintiva. Capta los efectos lumínicos que construyen los distintos planos de profundidad. Solía pintar los alrededores de Madrid. También practicó el género orientalista, el desnudo y el retrato. Se le encargó la decoración del altar de San Antonio de Padua en la Catedral de Orense. Justel falleció aquejado de tuberculosis, misma enfermedad que acabó con la vida de otros importantes pintores, como Jenaro Carrero Fernández, Ovidio Murguía de Castro o Joaquín Vaamonde Cornide. Está representado en el Museo Arqueológico de Orense.